Bajo ningún concepto
Parece ser que se están dando casos dentro de nuestra juventud de chicas que aceptan como normal tanto el maltrato físico como el psicológico bajo la forma de control a través de sus móviles y cosas por el estilo.
No hemos llegado hasta aquí para ahora encontrarnos con esto.
No puede ser que hayamos conseguido más/menos que la generación de mujeres anterior a la nuestra y la nuestra también, se quitaran el velo del miedo, consiguieran desatarse de ese yugo, denunciar y, bien que mal, proseguir su vida, para que ahora nos encontremos con este paso atrás, más grave de lo que pueda parecer a simple vista.
¿Qué estamos haciendo mal en la formación de estos chicos?, ¿qué estamos comunicando mal para que surja una nueva generación de maltratadores que ven normal pegarle a su novia o tenerla bajo vigilancia?
¿Qué hemos transmitido a nuestras hijas?, ¿cómo es posible que acepten estas cosas?
Supongo, espero y confío en que sea una minoría, pero aun así es peligroso y no debemos dejar de estar alerta ante algo que bajo ningún concepto se puede consentir, transmitir, ni mirar para otro lado.
La sociedad, nuestra sociedad, está llena de violencia, pero también debe estarlo de principios y valores, dentro de los cuales el respeto a cada uno, sus derechos, sus obligaciones y su identidad propia e inestimablemente valiosa no se deben perder de vista.
Si nuestros hijos ven en casa violencia, aprenderán violencia.
Si ven diálogo, respeto y cariño, aprenderán a resolver las cosas de otra manera.
Pero, independientemente de lo que vean en casa, es importante inculcarles que no deben consentir ni participar en actos violentos, cualesquiera que sean y en el entorno en que se produzcan, bien en sus pandillas, en su clase o en sus relaciones íntimas.
A nuestros hijos hay que dejarles el testimonio de que un hombre no es la fuerza bruta.
A nuestras hijas, que nadie, por ningún motivo, bajo ninguna circunstancia, puede ponerles la mano encima o aprisionar su mente.
Parece que irremediablemente hay situaciones que se repiten; hay que poner todos los medios para que esto no sea así y, sobre todo, confiar en que hoy por hoy están a nuestro alcance muchos más medios, mucha más comprensión social, mucho más rechazo general que hace años.
Por eso, precisamente, parece increíble que una chica de 15 o 18 años aguante que su novio le dé un tortazo o la tire de un empujón al suelo.
Y que consienta que la interrogue y la tenga sometida a vigilancia sobre a qué hora se conectó, con quién habló o cosas por el estilo.
Ojo, porque modelos de conducta anormales, patológicos, los ha habido, los hay y los habrá siempre; y lo que hay que tener claro es la respuesta a ellos.
Fundamental mucha información, mucha buena comunicación en los medios, en los centros educativos, en campañas de sensibilización, y pocas bromas.
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