Harto de este mundo
Uno cuando ha recorrido tantos años de vida, es fuente de interpretación, más que de saber; y ese razonamiento le da un plus de cordura que le falta a los que se creen sabios así deprisa sin haber pasado la revalidad de la edad consumada. La vida tiene estas cosas, empiezas por querer comerte el mundo y acabas harto de él.
Harto de saberte tan ignorante como siempre, harto de no aprender de errores, harto de confiar y sentirse defraudado, harto de sentir vergüenza ajena y propia, harto de sufrir y ver sufrir, harto de insolidaridad y egoísmos, harto de envidias y rencores, harto de decir y no ser escuchado, harto de zopencos y energúmenos, harto de risas falsas, harto de promesas incumplidas, harto de ver el abandono de viejos, enfermos y débiles; harto de ver morir amigos y familiares, harto de enfermedades, harto de comer y de ver gente que no tiene que meterse en la boca, harto de estar calentito cuando otros pasan frio o viceversa, harto de que un animal tenga más defensa y valor para muchos que sus papas y abuelos, harto de moralinas y pamplinas, harto de gobiernos tiranos, harto de políticos corruptos, harto de mentiras y engaños, harto de médicos y curas de pacotilla, harto de familia obligada, harto de amigos que no lo son tanto, harto de hijos con problemas, harto de dar problemas harto de un mundo cruel, sin escrúpulos y que sientes que a pesar de los años en él, poco has podido aportar para haberlo mejorado.
Por eso, y por tantas otras cosas, pienso que esta vida no puede ser premio, diversión y felicidad para unos, y castigo y sufrimiento para otros; sería demasiado cruel ésta desigual vivencia. Tiene que haber algo después, una vida posterior que compense y premie a quien se comportó adecuadamente, sufrió, enfermó, murió joven, etc. Entre un rico y un pobre, existe una diferencia en calidad de vida, que no es fruto en el 99% de los casos, de los méritos o deméritos propios, lo cual da entender que sería perverso que unos nacieran con estrellas y otros estrellados así por azar, sin más reflexión que aceptar en nuestra mente tal situación.
No puede ser que los sinvergüenzas y dañinos se queden con el premio vivido sin sufrir castigo divino ¡si he dicho divino! ya que a pesar de los años, no hay ningún psicólogo, científico, Químico, filósofo, teólogo, metafísico o lumbreras del engaño que me hiciera comprender que tiene explicación en la mente humana todo cuanto ocurre en este mundo, esta vida cargada de contradicciones, desigualdades en cuanto oportunidades, por el mero hecho de nacer en sitio o familia diferente ¿Por qué unos enferman y otros están sanos? lo único cierto es que nos morimos todos, pero hasta en esto, existen quienes se van sin saber que se han ido y quienes lo tienen que sufrir con creces.
Ni las ciencias cognitivas me harán entender mi mente y la de los demás; pero la verdadera preocupación no es esa, es saber que los malvados serán penalizados y la buena gente premiada de alguna manera. Y fíjense que no me encuadro en ninguna de esas dos formaciones, creo que por errores, defectos y ser Feliz en esta vida, sobre todo por la familia que tengo al lado, deberé ser de los penalizados. Con todo y ello espero que todos tengamos la balanza esperándonos, para igualar nuestros comportamientos y nuestras andanzas por este mundo.
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