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«Debemos» producir.

1 de Diciembre del 2014 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

Detectados tantos casos de corrupción, el sistema falla; incluso George Soros afirmó en su día que el sistema económico mundial era amoral. Por tanto, todo lo anterior no es válido. «Debemos» alejar de las personas la indigencia y la falta de libertad siguiendo el modelo de las monarquías nórdicas y sus socialdemocracias. «Debemos» liberalizar mercados y la actividad vocacional persiguiendo el trabajo bien hecho y el amor a lo que se hace, para conseguir así un producto de calidad, respetuoso con el legado del planeta Tierra. «Debemos» acabar con la desempleabilidad general del 25% y la juvenil del 50%. «Debemos» acabar con el miedo, la precariedad, los excesos y mentiras, con todo lo que aleja calidad o bondad de un producto. «Debemos» correr junto a «la máquina» facilitando el trabajo asociado y la búsqueda de la autonomía personal y laboral. Son muchas las cosas que el Estado puede hacer para la liberación de las personas y de los mercados dinamizando la actividad productiva, la competitividad, y el espíritu de superación personal. La vieja España, y Europa, no pueden seguir fracasando en sus revoluciones, deben crear nuevos modelos de sociedad. Deben elegir vida y actividad.

No me equivocaré mucho si digo que Hacienda tiene controlada la vivienda habitual de todos los ciudadanos y sabe quiénes las habitan, así como las cuentas bancarias ligadas a ese domicilio fiscal. La solución a la crisis estriba en la necesidad de actividad productiva, y no cabe duda de que en toda vivienda habitual hay una actividad productiva muy necesaria: mantenerla. Por tanto uno de sus ocupantes será contratado por el Estado como Responsable de la vivienda habitual (Rvh) abonándosele un salario en función del número de los que la habitan (inclusive si es uno sólo) con su cotización a la SS y su retención fiscal, algo absolutamente compatible con cualquier otro trabajo público o privado. Otras ayudas serían para todos sus residentes. En una ocasión le preguntaron a un viejo jefe africano ¿qué se debería tener para ser feliz? «Alimento, cobijo, procreación, e historias» respondió.

- Alimento: si pedimos al Instituto Nacional de Estadística cuál es el percentil 25 en euros de los gastos de alimentos y necesidades prioritarias del hogar normal per cápita, seguro que lo sabe. Esa cantidad sería ingresada a cada habitante de la vivienda habitual en la cuenta que indique cada uno. Por otra parte, a estas alturas de la tecnología, el Estado debería saber donde están las nóminas de los ciudadanos, e, inmediatamente, se le aplicará una retención fiscal por esa misma cantidad a la liquidación remunerativa de la nómina, inclusive la correspondiente al (Rvh).

- Cobijo: de igual forma el INE puede saber cuál es el percentil 25 de los gastos de vivienda de una familia normal en función del número de sus inquilinos, expresándolo en euros per cápita, y se procederá de igual forma que con ayuda de alimento para cada ocupante, osease: ingreso en cuenta y nueva retención fiscal. También, de igual forma, se aplicaría un mínimo exento de luz, gas, y agua en los recibos de cada contador de la vivienda habitual en función del número de personas que la habitan.

- Procreación: toda procreación exige salud personal y social, y como la Sanidad Pública sabe a cuanto ascienden sus gastos; de nuevo el percentil 25 será el costo que tengamos que pagar a la Sanidad Pública por cada miembro de la familia; pero que no lo pagaremos nosotros, sino que lo hará directamente el Estado a nuestra área sanitaria, o a aquel seguro médico privado que le indiquemos; obviamente la Sanidad Pública no nos cobrará más, pero el seguro médico o el igualatorio, seguro que sí.

- Historias: por último, como las historias son el relato de los logros de la Humanidad transmitidos por la educación y la formación. Como el Estado sabe los costos de los estudios formativos, el percentil 25 será abonado a la escuela pública o a aquella privada que le indiquemos, o al centro formativo. Acabándose así con los centros concertados y colaboradores.

Más aún, declararemos a Hacienda que asociación colegial de autónomos o sindicato deberá recibir la cuota estatal pertinente (aunque no estemos afiliados), y que asociación cultural o religiosa la recibirá también (aunque no estemos bautizados), estas dos cuotas serán iguales y los posibles perceptores deberán estar inscritos en el listado pertinente. De no indicarse nada, las cuotas serán repartidas equitativamente entre todas las inscritas. Una tercera cuota ira a los partidos políticos, pero su número lo será en función de los votos recibidos. Y se acabaron las subvenciones de cualquier tipo.

Protestarán algunos porque habrá liquidaciones saláriales o subsidios que quedarían muy mermados (el negativo sería inviable), pero se estarán recibiendo ingresos mínimos por otro lado. Otros protestarán porque no es una RB incondicional. Pero el objetivo es acabar con el Inem como oficina del paro, convirtiéndolo en oficina de asesoramiento, evaluación y orientación de la actividad productiva. Porque si no hay justificación de actividad productiva evaluable (actividad formativa, voluntariado social, municipal, etcétera, incluso no remunerativa), o cotización a la SS, o a autónomos, el percentil 25 de las ayudas puede modificarse a la baja (a al alta si la economía va bien o la necesidad es mucha). Aunque siempre existirá el contrato (Rvh) de un miembro de la familia o comunidad que habita la vivienda habitual como alivio, y siempre quedaría también el trabajo autónomo y/o asociado en alguna actividad vocacional como justificante de actividad productiva para el resto. El Estado no puede creer que seamos seres inmaduros, incapaces de dar un sentido productivo a nuestra vida, porque de ser así debería saber educarnos. Él no es quién para decidir, con nuestro dinero, que subvenciones y ayudas debe recibir tal empresa o emprendedor; ya lo haremos nosotros consumiendo sus productos o servicios por medio de los ingresos por nuestra actividad productiva. Los conceptos de: vivienda habitual, cuentas bancarias, y residentes, son el núcleo de este sistema que se abastecería fundamentalmente del IVA, pero, sobre todo, de una fiscalidad e inspección justa y eficaz sobre nuestra actividad productiva. No más subvenciones a instituciones privadas o empresas. La liberalización de los mercados y la actividad productiva es el objetivo. Además del «Podemos» debería existir un «Debemos» para dejar vivir y producir: «No te preguntes qué puede hacer el Estado por ti, pregúntate que puedes hacer tú por los demás que son ese Estado, y ellos te ayudarán a vivir».

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