Dejen entrar en Oviedo
Hace unos días he leído en su periódico con estupor e indignación las afirmaciones que hace el concejal Mortera, del Ayuntamiento de Oviedo, referente a la limitación de la velocidad del tráfico en el último kilómetro de la autopista «Y», que une las tres principales ciudades del centro de Asturias, Oviedo, Gijón y Avilés, y que da servicio a las comunicaciones por carretera de prácticamente todos los vecinos de Asturias, tanto del Occidente como del Oriente, que se desplazan en dirección a Oviedo.
Estupor, porque el argumento de reducir a la mitad la velocidad a la que los vehículos pueden circular en una autopista es que molesta a los vecinos de las viviendas situadas a los lados de esta carretera por el ruido que provocan. Digo estupor porque yo vivo al lado de la autopista del Cantábrico, que da servicio a esos mismos vecinos de Oviedo cuando se dirigen al Occidente o al aeropuerto, y también me molestan los ruidos provocados por esos vehículos, y a nadie se le ocurre que la solución sea reducir la velocidad de los vehículos a 50 kilómetros por hora en el tramo en el que a mí me molestan.
A su paso por al lado de mi casa, yo también considero a ese tramo de autopista una calle más de mi lugar de residencia, haya sido cedida o no por el Ministerio de Fomento en su momento, porque sigue siendo una autopista cuya velocidad máxima la fija el Ministerio de Fomento y que para las vías de alta capacidad de tráfico es de 120 y 100 kilómetros por hora.
Y añado lo de indignación porque esta medida anunciada por el Ayuntamiento de Oviedo es una agresión y digo agresión, con mayúsculas, que perpetra el Ayuntamiento de Oviedo a los asturianos y a las asturianas que nos vemos obligados diariamente a acudir a Oviedo a la Administración del Principado a trabajar o a realizar gestiones y que entramos en Oviedo por esa vía.
La capitalidad en Oviedo es un argumento que utiliza ese Ayuntamiento para acaparar y después negar sus derechos a todos los asturianos y asturianas.
Para el Ayuntamiento de Oviedo, la capitalidad es siempre tener ventajas (económicas, urbanísticas, sociales, deportivas, de empleo, de actividad económica, etcétera), nunca obligaciones. Y yo creo que es lo contrario. Oviedo tiene, como capital, la obligación de acoger y facilitar a todos los asturianos y asturianas el acceder a todos los servicios regionales que se acumulan en su centro urbano, y entre eso debe de figurar el acceso rápido a esos centros regionales y estatales por la autopista.
Subtitulo: Provoca estupor e indignación que se quiera reducir a la mitad la velocidad de los vehículos que llegan por la autopista a la capital por el ruido que provocan
Destacado: Oviedo tiene, como capital, no sólo derechos sino también obligaciones: entre ellas, la de acoger y facilitar a todos el acceso rápido a todos los servicios regionales y estatales
O, acaso, ¿los vecinos del aeropuerto de Asturias no tienen derecho a no tener los ruidos de los coches que llegan a la terminal o también de los aviones que aterrizan o inician vuelo, por ejemplo?
Y no vale el argumento del transporte público, porque yo no tengo medios de transporte público a mi alcance para acceder a Oviedo, ¡ya me gustaría a mí no tener que utilizar mi vehículo privado!, sencillamente, porque no hay transporte público cercano a mi casa a menos de 8 kilómetros.
Si Oviedo y sus vecinos no quieren sufrir las consecuencias de que miles de asturianos y asturianas cada día vengamos obligados a Oviedo y tengamos que transitar por las entradas de su ciudad y por las calles de la misma, es bien sencillo, que dejen de exigir que todos los centros administrativos y servicios públicos de carácter regional o estatal tengan que estar en el entorno de la calle Uría.
No estoy proponiendo, ¡ojo!, que no estén en el municipio de Oviedo, no. Estoy proponiendo que el Gobierno del Principado traslade sus sedes administrativas de todas las consejerías (no hablo tampoco de las sedes representativas como el Parlamento o la Presidencia) a una zona del municipio de Oviedo bien comunicada con el resto de la región y sin edificios de vivienda en sus alrededores para que cualquier ciudadano de Asturias pueda acceder a esos servicios rápida y cómodamente sin molestar con ruidos a los sufridos ovetenses.
Porque ésta es la última ocurrencia del concejal tránsfuga Mortera y sus compañeros de gobierno municipal. La anterior fue colocar un semáforo en la glorieta de General Elorza para evitar que apuremos al máximo el semáforo de la autopista de entrada a Oviedo y lo pasemos justo cuando se pone en rojo. Eso lo hacen porque los que mayoritariamente entramos por ahí en Oviedo no somos vecinos de Oviedo, sino del resto de Asturias, a los que se les puede multar alegremente, sin que eso se traduzca en un monumental cabreo en las urnas cada cuatro años. Por esa misma razón no se les ocurre poner el mismo dispositivo en el semáforo que regula el tráfico que viene de la calle de Cruz Roja y la Fábrica de Armas, porque ésos sí que se saltan el semáforo en ámbar, en rojo y en lo que se les ponga, pero, claro, esos conductores desesperados son vecinos mayoritariamente de Oviedo a los que no hay que multar en exceso, no vaya a ser que en el momento de depositar en la urna su voto se piensen de verdad si merece Gabino su apoyo o no.
Y para terminar, señor Mortera y vecinos de los barrios afectados: ¿no sería mejor poner pantallas contra los ruidos para evitar los mismos que joder al resto de asturianos que nos vemos obligados a utilizar esa vía de entrada a Oviedo, que, por cierto, la decidió en su día hace muchos años el Ayuntamiento de Oviedo en contra de la opinión de los entonces técnicos del Ministerio de Obras Públicas y del entonces presidente de la Diputación de Oviedo y promotor de la «Y»?
Fíjense la suerte y lo privilegiados que son los vecinos de Oviedo, seguro que a ustedes les ponen esa barrera contra el ruido. A mí no me la ponen porque los técnicos de Fomento dicen que hasta que el ruido no haga vibrar los cristales de mi casa no hay suficientes decibelios que justifiquen ese gasto del erario público.
Lo dicho. Nueva agresión del Ayuntamiento de Oviedo a los sufridos asturianos y asturianas.
Posdata: por cierto, del escrito se deduce que no soy de Gijón y no tengo ninguna aversión especial a Oviedo.
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