Suma y sigue (que esto va para largo)
El problema de que pasen cosas malas es que, si se solapan, te acabas acostumbrando. Y lo que la primera vez era algo terrible e inaceptable tras 90 veces ya no te parece ni tan grave ni horrible. O como mínimo no sorprende como lo hacía casos ha. Y perder el factor sorpresa es ideal (para el que causa esas cosas malas) porque a base de usar el hartazgo se gana una inmunidad que sólo beneficia a una parte.
Se ha convertido en algo tan habitual que aparezcan nuevos casos de corrupción que lo sorprendente es ya que un día no haya uno nuevo entre la prensa. Son tantos, que ni siquiera pueden encabezar titulares, porque se pisan entre ellos y acaba siendo imposible decidir cual es más grave. En una cultura que promueve el si él lo hace, yo también es muy poco probable que se acabe con la falta de vergüenza (esto no es sólo por dinero, es cuestión de valores). El problema es cómo han conseguido acostumbrarnos al otro más. Mecano cantaba otro muerto, qué más da. La alegoría aplica tan bien quince años después que asusta.
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