El paisaje del fútbol
Ante el debate a todo nivel suscitado por los sucesos ocurridos en los alrededores de un estadio de fútbol se me ocurre que es el momento de tomar ciertas medidas de una vez y para siempre.
Soy de los que no entienden que un recinto para espectáculos deportivos sea una especie de limbo al margen de las normas y leyes que nos rigen a todos. Se puede hacer, y no es mal momento para comenzar a practicarlo, que un entrenador, un árbitro o un jugador detengan el partido, se dirijan a un agente de la ley y le digan: quiero poner una denuncia a requerimiento a ese ciudadano por amenazas o faltas reiteradas de respeto, etcétera. Así de sencillo.
Consentir comportamientos incívicos y acogerlos como algo normal dentro de un estadio o campo de regional es la sustancia madre que facilita que se desencadenen hechos que aparecen en los informativos. Permanecer en la idea de que a esos sitios va uno a desahogarse es justificar algo que recogen los artículos de derecho como falta o delito y, de paso, amortigua en el sentir general tales actos, de la misma manera que hace tiempo la violencia de género se consideraba atenuada bajo el concepto crimen pasional. El lenguaje es muy importante. Y si alguien se siente frustrado no es el espectáculo deportivo el canal adecuado para cambiar el rumbo de las cosas; hay especialistas, medicaciones, homeopatía, echadores de cartas o, llegado el caso, el saludable acto de golpearse repetidamente la cabeza contra un pilar de hormigón.
En lo tocante a la prensa, no estaría de más un acto de contrición, y tratar el asunto como merece. Una banda de anormales que se citan para pelear son unos vándalos, o unos gamberros, o unos delincuentes, no son aficionados. Que se agrupen en torno a unas simpatías es tan irrelevante como que sean morenos o amantes de los cuartetos de cuerda eslavos. No se puede tratar de aficionados a quienes esperan el paso del autobús contrario para apedrearlo o golpean impunemente a un árbitro de regional o irrumpen en la sede de los hinchas contrarios para arrasarla. Hay debates televisivos futboleros que son un bochornoso botón de muestra del nivel simiesco que rezuma todo esto; si quienes se ganan la vida con ello están a esa altura es coherente pensar que un tarado con dos copas de más se sienta justificado a exterminar a quien lleve la bufanda de distinto color al suyo.
En todos estos días no he visto ni leído entonar un mea culpa, todos tratan de buscar un responsable final y nadie quiere ver que la responsabilidad, dadas las dimensiones que tiene el universo deporte, es sin ninguna duda de toda la sociedad.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo