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Empieza a dejar de vérsele el plumero a Asturias

5 de Diciembre del 2014 - Nikolas Folgueras Fende (xxx)

Hace ya algún tiempo viajábamos mi padre y yo desde Oviedo a Cudillero disfrutando del paisaje de otoño, cuando me comentó que me fijara en la cantidad de plantas invasoras que estaban creciendo al lado de la nueva Autovía del Cantábrico y en sus alrededores. Me fijé y desde entonces, aquella imagen quedó grabada en mi de tal manera que desde entonces y de un modo inconsciente mis ojos iban solos a fijarse en aquellas plantas. Empecé a documentarme algo y aprendí que se trataba de la “Cortaderia Selloana”, más conocida como “Plumero de la Pampa” y original de Argentina.

También pude comprobar cómo tanto políticos como ecologistas y especialistas en medio ambiente, estaban unánimemente de acuerdo en catalogarla como especie invasora y que a día de hoy ya constituyen un grave problema en las comunidades cantábricas, así como en Cataluña y Comunidad Valenciana.

Con el transcurso del tiempo también observé que estas plantas no sólo proliferaban en los alrededores de las autovías y carreteras, sino que también invadían praderías, taludes, márgenes de ríos, vías del tren e incluso algunas zonas cercanas a algunas playas… pero sobre todo, las veo multiplicarse en solares y terrenos abandonados, donde nadie se ocupa de la limpieza. Incluso pude comprobar – con gran sorpresa por mi parte-cómo zonas pertenecientes a barrios de notable distinción y novísima creación de mi Ciudad, aparecen también colonizados; tal es el caso de mi propio domicilio en Prado de la Vega, en los alrededores del nuevo Huca, entre La Corredoria y Lugones, en La Manjoya, en el nuevo vial entre Las Campas y La Florida, etc.

En un viaje al aeropuerto de Parayas en Santander, me horroricé de lo que ví y a la vez me di cuenta de la suerte que tenemos en Asturias de que aún no hemos llegado al estado en que se encuentra nuestra vecina comunidad autónoma. En Cantabria, es tal la proliferación de esta planta, que cuando se circula por la Autovía A-8, se avistan kilómetros y kilómetros de un paisaje blanquecino-amarillento, que incluso invade y coloniza zonas de cultivo y praderías.

Fue entonces cuando, conocedor ya más a fondo de los tremendos efectos perniciosos que el dichoso plumero estaba causando, decidí dejar de únicamente observar y pasar a la acción, naturalmente siempre animado por mi padre, quien me había despertado la inquietud aquel pasado otoño.

Mi primera actuación fue la de la acción directa: Comencé a arrancar tallos de plumero y a cortarlos desde la base en las zonas cercanas a mi domicilio (con el consiguiente pitorreo y risas de mis amigos y el simultáneo temor a que alguien me llamase la atención creyendo que estaba destruyendo un “jardín” público), con el fin de que, al menos, no viera estas plantas desde las ventanas de mi casa.

Pensé que lo correcto sería escribir a mi Ayuntamiento en primer lugar y así lo hice, dirigiendo sendos escritos tanto a la concejalía de parques y jardines como a la de medio ambiente. Naturalmente, también le escribí al señor alcalde, del que me consta su sensibilidad, preocupación y responsabilidad, también en este tipo de cuestiones. Obviamente, puse en conocimiento de la presidencia de la Asociación de Vecinos de Prado de la Vega los pasos dados y el deseo de que todos colaborásemos para erradicar la tan repetida planta.

Cuál no sería mi sorpresa!! cuando a los cuatro días de haber registrado mi primera carta en el Ayuntamiento, al asomarme por la mañana a través de la ventana del dormitorio, observo que el parque del HUCA con su plaga de plumeros, había sido segado, el césped cortado y las plantas eliminadas en su mayor parte. Haya sido coincidencia o no, el caso es que me sentí tremendamente feliz porque se había conseguido algo importante para el bien de todos. Observé que se dejaron sin cortar algunos ejemplares enormes muy cercanos al nuevo vial del HUCA, pero quiero pensar que ello se debió al difícil acceso que tienen, hoy por hoy.

Esta actuación pública me animó aún más y, sin decaer en mi personal labor de eliminar plumeros por distintas zonas de mi ciudad, remití escritos en igual sentido, dirigidos al Gobierno del Principado de Asturias, tanto al Servicio de Atención al Ciudadano como a la Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente; a la Demarcación de Carreteras del Estado en Asturias, cuya dependencia del Ministerio de Fomento, la hace responsable de haber introducido y plantado este ejemplar invasor en las medianas y taludes de distintos tramos de la A-8 y otras carreteras. También participé la necesidad de actuación pública a instituciones como Adif, Sogepsa (beneficiaria ésta de gran parte de los proyectos de construcciones sobre suelos expropiados por el Principado y Ayuntamientos), e incluso al Ministerio de Medio Ambiente. También lo hice con el Ayuntamiento de Castrillón, Llanes y otros muchos cuya enumeración no viene al caso.

El pasado lunes 24 de noviembre, se publicó una muy buena noticia en el periódico “El Comercio”, hablándose por primera vez de un plan de erradicación de esta planta y, curiosamente, cuando mi padre volvía el día 27 del aeropuerto de Ranón, pudo ver cómo una cuadrilla de obreros estaba realizando labores de limpieza de las cunetas y taludes y eliminación de estos plumeros en el entorno de la A-8.

Escribo esta nota para informar del problema, aplaudir las actuaciones habidas y animar también a mis conciudadanos para que todos colaboremos en una labor que nos resulta sencilla: no tenemos mas que eliminar de un modo u otro, un par de plantas cada uno de nosotros. También la escribo para recalcar que se trata de un problema mucho más grave de lo que parece, pues aunque silencioso e inexorable, aún podemos vencerlo; y finalmente, para dar un gran espaldarazo a las instituciones que no solo me han contestado positivamente, sino que, además, algunas han actuado congruentemente.

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