Conflicto minero en Tineo
El día de Santa Bárbara presencié una escena llena de sentimiento al paso de la procesión por las calles de Tineo, en plena noche, a oscuras, como es tradicional, con la sola iluminación de las lámparas de los cascos que portaban los mineros, cuando enfocaron con sus luminarias hacia las ventanas del Ayuntamiento, donde se encontraban encerrados sus compañeros de la empresa Unimsa y González y Díez.
Tineo está viviendo estos días una situación compleja por cuanto se están desarrollando unos acontecimientos que están confundiendo a los ciudadanos.
El problema radica en que el principal y único empresario minero de este municipio, el conocido Victorino Alonso, pretende iniciar una explotación de carbón en la modalidad de "a cielo abierto" en el monte de Armayán, lugar donde se desarrolla la exposición de Asturforesta, feria internacional del sector forestal que se celebra cada dos años.
Como todo el mundo sabe, una explotación de este tipo se vale de una alta utilización de maquinaria frente a un bajo empleo. Se logra una sobreexplotación de un recurso limitado, el carbón del yacimiento, económicamente muy interesante pero con nulo efecto social, al prescindir de la mano de obra que sí utiliza la minería tradicional.
Además del impacto medioambiental, hay que valorar el efecto negativo que causa en la población rural del entorno, con caseríos y pueblos que se niegan a tal proyecto al verse seriamente perjudicados.
El Ayuntamiento de Tineo se ha opuesto al proyecto en base a que va a generar escasos puestos de trabajo, con efectos medioambientales muy negativos y con graves perjuicios para la población rural afectada.
Ante esta negativa por parte del equipo de gobierno, el señor Alonso despide a 86 trabajadores y amenaza con afectar a mayor número. Así pues, muy hábilmente, enfrenta a los mineros con el alcalde de Tineo e inician un encierro indefinido en el Ayuntamiento.
A mí me gustaría que los mineros afectados reflexionasen y valorasen prudentemente la situación:
Primero, la explotación a cielo abierto no genera empleo que sí tendrían garantizado con la minería tradicional, la subterránea.
El carbón nacional ya es competitivo frente al de importación, ha subido de precio y es más rentable que antes. Mantener en funcionamiento estos pozos es económicamente muy interesante, sobre todo considerando que están a pie de la térmica de Soto de la Barca, principal consumidor.
Los sueldos y situación laboral actual no son comparables a los de los mineros de hace años, ya prejubilados.
Resumiendo, soy el primer defensor de sus puestos de trabajo, pero los mineros encerrados están muy equivocados, se cavan su propia tumba. Para el empresario nunca hubo una situación tan favorable manteniendo la explotación subterránea y por supuesto que sería inmejorable a "cielo abierto", pero en este último caso que se vayan preparando los trabajadores, que a corto plazo engrosarán las listas del paro, no serán necesarios, los sustituirán cuatro máquinas. Los pozos siguen siendo muy rentables y única fuente de empleo. Se evita un grave perjuicio a la población rural afectada por el proyecto de "a cielo abierto" y un daño medioambiental irreparable.
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