La Nueva España » Cartas de los lectores » Respuesta del cura de Moreda a Jesús González Lobo

Respuesta del cura de Moreda a Jesús González Lobo

20 de Diciembre del 2014 - José Eduardo Zulaiba Cordero (Moreda de Aller)

Querido Jesús: Creo recordar que desde que hace quince años que dejé de dar clases no hemos coincidido más que en una ocasión o dos en Moreda con motivo del funeral de tu sobrino. Pero ni siquiera tuvimos tiempo de tomar ni un café juntos. Sólo unos minutos en la sacristía a modo de saludo. Por eso me ha sorprendido y disgustado la carta que acabo de leer y que te han publicado en LA NUEVA ESPAÑA, con fecha 6 de diciembre, titulada "Carta abierta de un sacerdote secularizado al Arzobispo". En ella, para ilustrar los casos en los que, según tú, el señor Arzobispo empleó más el báculo que el Evangelio y juega con los sacerdotes como si se tratara de una partida de ajedrez mencionas el caso concreto de dos; uno que fue noticia durante un tiempo al fundar un partido político, y otro, yo mismo, que no tengo ningún deseo ni de lo uno ni de lo otro.

Con el debido respeto que me mereces, te digo: creo honestamente que no debías haberme mencionado y menos en un periódico sin tener una información completa de las cosas. Primero, porque dices cosas que no responden a la verdad; segundo, porque no creo que mi relación con mi Obispo ni mis circunstancias personales sean un asunto de carácter público, y, tercero, porque has creado un clima de preocupación en las personas que me quieren, entre las que se encuentran muchos feligreses que han pensado después de leer tu carta que estaba siendo maltratado por mi Obispo y que dentro de un año les dejaría.

Es cierto que hemos sido compañeros en el Instituto de Navia. No hemos convivido, sino coincidido en varias ocasiones en la cafetería durante los recreos y por eso supongo que estarás de acuerdo conmigo en que no tenemos tanta amistad que te permita hacer determinadas afirmaciones. Como botón de muestra, por ejemplo, dices que he sido coadjutor en Boal, pero lo cierto es que jamás lo he sido. Que llevo en Moreda unos veinte años; tampoco es cierto. ¿Ves? Sí es cierto que don Jesús me propuso el cambio, pero no me impuso nada. Y tampoco mencionas, porque seguramente no lo sabes y no tienes por qué saberlo, que dos años antes en un encuentro casual en el Seminario me preguntó cuánto tiempo llevaba en Moreda. Entonces llevaba 13 años y yo le manifesté (y sigo sintiendo lo mismo) que me sentía muy a gusto en la parroquia, pero que estaba a su disposición, como debe estar, pienso yo, un sacerdote que quiere servir a la Iglesia. No me apetece nada marcharme de Moreda ni de Caborana. Me sigo encontrando muy a gusto. Pero comprendo que los curas nos hemos ordenado al servicio de la Iglesia; no somos propietarios de nuestras parroquias y hemos de estar dispuestos siempre, aunque no nos guste. Mi nombramiento fue, como el de todos, para seis años, y ya ves: llevo quince. Ya sé que hay curas que llevan muchos años. Pero desconozco sus casos y por eso no hablaré de ello y menos públicamente. También dices en tu carta, y es cierto, que cuando me propuso el cambio yo le dije que faltaba muy poco para celebrar mis bodas de plata sacerdotales y que me gustaría hacerlo con las personas con las que había compartido los últimos años. De entre ellas, muchas que siempre me habían apoyado incondicionalmente y arropado con su cariño y generosidad. Pero ésa es una razón psicológica que tiene el peso que tiene y no más. El señor Arzobispo podía haberla aceptado o no, pero la aceptó. No obstante, hubo más razones de las que naturalmente no voy a hablar y entre las cuales se encuentran ciertos proyectos que tenemos pendientes en la parroquia y que me gustaría culminar. Pero no fue sólo esto, sino que previamente al encuentro con el señor Arzobispo tuve la oportunidad de hablar también con don Juan Antonio, su obispo auxiliar, quien vino a visitarme a Moreda y que me ha demostrado siempre ser un buen amigo.

¿No te parece que si el señor Arzobispo hubiese actuado como un dictador me habría ordenado cambiar y punto? Ya sé que algunos dicen que actúa así, pero en mi caso tengo que decir que todo lo contrario.

También me sorprende que te refieras a mí como otro cura quasi quemado.

Espero que un día me lo expliques, porque de momento me encuentro muy ilusionado y con muchísimas ganas, comenzando un nuevo curso pastoral en la unidad parroquial de Moreda-Caborana con un grupo grande de colaboradores y con una gran tarea por delante: la de seguir construyendo la Iglesia de Jesucristo. A pesar de llevar casi 25 años, me siento con las mismas ganas del principio y cada vez me gusta más ser cura. Y cada vez me siento más liberado de ciertos cantos de sirena que en otro tiempo me agobiaron bastante, he de reconocerlo.

Mira, ya que me pongo, aprovecho para decirte que a lo largo de mi vida como cura he vivido momentos muy difíciles, de mucho sufrimiento, como muchos de mis compañeros, me imagino. No soy el único. Y es verdad que en algunas ocasiones no me he sentido arropado por el obispo de turno. No obstante, nunca he perdido la capacidad de manifestar mis ideas en favor de lo que yo creía justo, aunque no estuviera de acuerdo con el poder establecido, y por eso he pasado lo mío. Pero también te digo con la misma libertad de siempre que no me parece justo que me utilices para solventar tus problemas con el Obispo y menos públicamente. ¿No podías decírselo a la cara a él antes de publicarlo? Nos habríamos evitado todo esto. Te voy a decir algo que seguramente tampoco sabías, porque hasta ahora sólo lo sabían algunas personas cercanas: concretamente ese día tan fatídico que parece que das a entender en tu carta no le planté cara al Obispo negándome a cambiar de parroquia, lo que sucedió es que me encontré con un hermano mayor, cariñoso, humano y con ánimo de brindarme su ayuda. Pocas veces había sentido como ese día la cercanía de mi Obispo. Me sentí reconocido y descubrí que cuando uno se acerca a él con sinceridad, con confianza, con educación y con respeto encuentra lo mismo por su parte. Lo que pasa que no te pone cara de risa por delante y te da palmaditas si hay algo que cree que no va bien. Es una pena que a veces se creen tensiones no sólo con el Obispo, sino entre nosotros, los curas, por falta de comunicación.

Claro que hay aspectos que no me gustan de mi Obispo, como también estoy seguro de que hay cosas que a él no le gustan de mí. Como decía mi abuela: no hay realín de plata que contente a todos. Y reconozco que he sido cómplice de esa costumbre que existe entre nosotros de criticar al Obispo de vez en cuando, quizá para desviar el foco de atención. Pero estoy convencido de que hemos de darnos oportunidades de conocernos, de tratarnos, de descubrir ese lado bueno que todos tenemos y que a la larga es el que merece la pena cultivar.

Jesús, creo que te has equivocado de ejemplo para ilustrar tus argumentos. Has hecho un daño gratuito. No has debido mezclarme en tu guerra particular de esta forma tan impúdica y sin consentimiento por mi parte. Pero, bueno, como tú dices, errar es humano. Supongo que no lo has hecho de mala fe.

No sé por qué me viene a la memoria ahora que en cierta ocasión me uní a un grupo crítico con un obispo y en ese caso sólo sirvió para darme cuenta de que muchas veces caemos en los mismos errores que afeamos en los demás. No basta criticar. Deberíamos también ser anunciadores de los valores en que creemos. Sobre todo, con nuestro comportamiento. Denuncia y anuncio. Eso lo sabes muy bien.

Terminas tu carta hablando de silencio, oración, fe, amor, servicio y paz. Me alegro que los hayas mencionado. Qué bueno sería que intentáramos vivirlos para lograr una buena conversión. Y más aun en este tiempo de Adviento. Preparar el camino al Señor, allanar sus senderos. ¿Verdad que sí? Un abrazo.

José Eduardo Zulaiba Cordero

cura de Moreda y Caborana, Moreda de Aller

Cartas

Número de cartas: 46044

Número de cartas en Septiembre: 148

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador