Las Navidades que se avecinan
Nunca he sido muy amigo de estas fiestas navideñas, la presión social y mediática para ser feliz, para reunirse con los nuestros al calor del hogar, esa estampa de casa engalanada donde hasta el perro lleva gorrito de papa Noel, y todos felices se reúnen en una mesa abarrotada, donde los nietos y los abuelos se interrumpen entre ellos para contar cosas alegres es cierto que son escasas, y afortunadas las familias que viven o han vivido esta estampa, pero este año, me parece casi imposible, el estrés y las obligaciones auto impuestas de reuniones sociales y laborales en forma de cenas y comidas con gente que no vemos mucho o con quien no iríamos a comer de forma voluntaria en otros momentos del año, dejan poco tiempo y ganas para la decoración, los sueldos y recortes, además de las exigencias de regalos de marca y costosos, y varios de los niños, pueden dejar nuestro menú temblando, el organizar donde y con quien se celebra que fecha señalada hacen de cualquiera que logre superarlo sin ofender a nadie o pringar como un campeón todo un estratega, pero eso ya lo conocemos, eso pasa cada año, lo que realmente me preocupa de este, es que salvo si nos mandamos mensajes de texto, estaremos en este año más pendientes de los de fuera que de los de casa, de enseñar lo que comemos que en degustarlo y en hablar con otros y en no por lo menos pelearnos en familia, feliz Navidad.
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