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Esto no es lo prometido

25 de Diciembre del 2014 - José María W. Gómez Claro (Gijón)

Coinciden estos días dos asuntos de actualidad relacionados con el cobro de rentas por los españolitos, que marcan de una manera clara y dramática aquello de las dos Españas, la de los ricos y la de los pobres.

Se publica un portal de transparencia por parte del Gobierno para que la ciudadanía pueda bucear en los gastos e ingresos de la Administración del Estado, algo muy sano para esta cuestionada democracia, aunque parece ser que falta mucho que mostrar en dicha página.

Lo que se ve son unas cifras astronómicas de salarios por parte de la clase política que espantan, aunque luego se matice que gana más un secretario de Estado que el presidente del Gobierno. Su explicación habrá, porque no me creo que sea por condescendencia del Zapatero o Rajoy de turno.

Por otro lado, desde las esferas institucionales se alardea del acuerdo a firmar con sindicatos y patronal para conceder a los parados sin rentas y con familia una paga de cuatrocientos y algo euros al mes durante un semestre, que parece que les hubiera tocado la pedrea de la lotería de Navidad.

Sí, ya sé que menos es nada y bienvenidos sean esos cientos de euros para comprar pan, leche y arroz, porque los garbanzos sale caro el cocinarlos, al precio que está la energía.

Pero la pregunta es ¿cómo se justifica una democracia que paga sueldos millonarios para los tiempos que corren a sus dirigentes y discute, da vueltas para conceder una limosna a los ciudadanos que están debajo del puente de la pobreza y la exclusión social?

¿Para qué sirven un Parlamento, un Senado, las diputaciones, las instituciones autonómicas y todo lo demás, si mientras tanto un porcentaje de ancianos pasa frío, unos padres pasan vergüenza y angustia por no poder dar de comer a sus hijos un menú saludable o vestirlos en condiciones?

¿Acaso la propia clase política no tenía que ser, ya que sale del pueblo y lo representa, quien diera ejemplo cediendo una parte de sus retribuciones, para salvar esas miles de vidas que están soportando de manera injustificable una crisis terrorista?

En el próximo año habrá elecciones en diferentes fechas, duplicando el gasto electoral, porque tenemos que dar al mundo una imagen de sistema democrático serio. Mientras, la población en situación de pobreza absoluta y otra a punto de lograrlo deberá conformarse con la bendita ayuda de los cuatrocientos euros o la pensión de sus viejos.

Si la democracia sólo sirve para votar, pongámosle otro nombre, porque esto no es lo prometido.

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