Sincérese, Presidente
En Guinea Conacry, van a construir un hotel de 5 estrellas por 40 millones de dólares. La ingeniería fue a EACOM, e hicieron un concurso donde invitaron a 6 empresas. Hay dos finalistas: una española y una italiana. Ahora mismo los inversores del proyecto están en Italia viendo a la constructora, la semana del 22 vienen a ver a la constructora española. Te quería pedir si puedes dar apoyo institucional al proyecto (Nicolás, que dicen el Pequeño).
Estas cosas pasan en Guinea, que es un Estado de derecho y las obras se hacen por concurso y una comisión de técnicos examina las plicas una por una. En Asturias, Principado bananero, el pequeño Nicolás, que no paraba, estaría en paro. No hay lugar para mediaciones; rige aquí desde hace 30 años la ley de Villa Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como. ¿Que el Montepío de la Minería proyecta un geriático de 5 estrellas? El Ministerio de Industria le pone a Postigo 32 millones en el talego. Para hacer de su capa un sayo, dispone Postigo de unas tijeras de oro: la confianza de Villa, factotum del PSOE. De la obra se hace cargo un albañil de Lena, vecino de Postigo puerta con puerta en Mayorga (Valladoliz). Las carretillas las pone David Galán, marido de la de Bienestar.
Los del Patronato del Montepío aprueban por unanimidad, felices de que todo quede en casa. ¿Qué sería de la población más desfavorecida si hubiera que hacer las cosas como en Guinea Conakry, con concursos y ofertas públicas? Tarde llega aquí Podemos. Aquí hace tiempo que pudimos. Pero pillan al dueño del cortijo con el mayoral blanqueando unos ahorros y la tribu (o la familia) monta el cirio primitivo del chivo expiatorio: hacer pagar a un par el gatuperio colectivo. No se hubiera descubierto y le hubieran dado a Villa un premio Príncipe de Asturias o lo hubieran nombrado barón de Rodiezmo. ¿Y por qué no el Toisón de oro? Tan merecido lo tiene como Postigo el Gochín. Sincérese, Presidente, y reconozca que se le ve tristón no por lo que venía pasando sino por lo que se va sabiendo.
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