Valdediós de nuevo en el candelero

En la tensa espera que los amantes de Valdediós mantenemos, en nuestro día a día, se nos produce una mitigación de alivio y esperanza con la gratísima noticia de la celebración, en el amado monasterio, de la solemne fiesta de Santa María, que la liturgia hispano mozárabe celebra como la principal fiesta en honor de la Santísima Virgen María y que mañana, día 18 de diciembre, a las cinco de la tarde, solemnizará nuestro arzobispo concelebrando la santa misa con un nutrido grupo de sacerdotes del presbiterio diocesano en ese venerable rito de nuestra tradición hispano mozárabe.

El 16 de septiembre del año 1993, con especial concesión del cardenal de Toledo, que tiene en encomienda el autorizar las celebraciones en rito hispano mozárabe, se celebró por primera vez en Valdediós, seguramente casi después de once siglos, la santa misa en el mismo rito en que, cual estaba a la sazón vigente en Toledo, habían siete obispos consagrado la basílica del Santísimo Salvador en Valdediós: el rito hispano mozárabe.

La concesión de este rito, en la actualidad perdurante en dos parroquias de la ciudad de Toledo y en la capilla mozárabe de la catedral toledana con su coro de capellanes mozárabes, la ejercitan ocasionalmente la catedral de Salamanca, en una de sus capillas, la catedral de Tarragona, la de Sevilla y algunos otros lugares, también en privilegiado recinto y capilla. Para Valdediós se pidió especial concesión de celebrar también en este venerable rito de la tradición de la Iglesia hispana, que fue benévolamente concedida por el cardenal González Martín. Por concesión del actual arzobispo toledano, el arcipreste de Villaviciosa y párroco de Colunga, don Gaspar Muñiz, disfruta de tal concesión, a título personal, siempre contando con la autorización del ordinario ovetense. Don Gaspar, por encomienda del señor arzobispo, ha preparado minuciosamente el texto editado y todos los pormenores de la actual celebración.

La celebración de mañana, jueves, día 18, en Valdediós, estará presidida por el señor arzobispo y ha de interpretarse como un signo de la preocupación de nuestro prelado por que Valdediós continúe con vida, haciéndose presente de modo singular en la preocupación de la diócesis por recuperar con carácter permanente el influjo de una comunidad monástica que sintetice la ilusión de tantos, como de una forma o de otra hacemos actualidad los deseos más vehementes de salvar Valdediós para la Iglesia diocesana, para la espiritualidad y para la cultura de Asturias, que allí, bajo formas artísticas las más depuradas, se hizo vida y vivencia, que tan ópimos frutos ha cosechado para la Iglesia de Cristo que peregrina en nuestra Asturias.

En Valdediós, durante la estancia de la orden del Císter, se institucionalizó la celebración en rito hispano mozárabe en los últimos sábados de cada mes haciéndola con todo esplendor en los 18 de diciembre para solemnizar la fiesta de San María Madre de Dios, que coincide en la liturgia romana con Nuestra Señora de la Expectación o de la Esperanza, dicha también popularmente la Virgen de la O, y, en su capilla ovetense, proclamada como Nuestra Señora de la Balesquida. Expongo humildemente al señor arzobispo este ruego: ¿no sería posible conceder que el clero del arciprestazgo de Villaviciosa se responsabilizara de una celebración mensual en rito hispano mozárabe en el Conventín? Muchos amantes de Valdediós lo agradeceríamos muy cordialmente.

Durante los siete días que median entre la víspera de la fiesta de la Expectación y la Vigilia de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, la liturgia repite siete antífonas, todas ellas iniciadas con la exclamación latina “O” con que se invoca a Nuestro Señor con variados títulos y, en Él, a la Virgen María, su Madre Santísima, durante los días de la expectación de su parto inminente.

Quiero mencionarte, lector, para enriquecimiento de tu amor a la liturgia de la Iglesia, la traducción del título de estas siete antífonas, que han justificado para la Virgen María el título de Nuestra Señora de la O. Los Leccionarios de la Liturgia del concilio Vaticano II las intercalan entre las dos lecturas litúrgicas de la misa: “Oh Sabiduría”; “ Oh Adonai, caudillo de la Casa de Israel”; “Oh Raíz de Jesé”; “Oh llave de David”; Oh Emmanuel”; “Oh Rey de las Naciones”; “Oh Sol Naciente”, tales son las hermosas invocaciones con que la liturgia invoca al Señor, que habrá de nacer, como Salvador del mundo, de la Bienaventurada Virgen María.

La Hermandad de Antiguos Alumnos y Amigos de Valdediós quiere hacernos invitación a todos para que, con el pequeño sacrificio de nuestra participación en la celebración de la santa misa en Valdediós, el día de la Virgen Santa María, nos unamos al sentir del prelado y de la Iglesia diocesana acudiendo, ilusionados, a participar esa fiesta de Nuestra Señora con el fervor y devoción con los que los padres del concilio de Éfeso, en el siglo V (año 431), cantaron por vez primera, después de haber proclamado la maternidad divina de la Virgen María, la plegaria que la Iglesia hizo suya, rezándola cual si fuera la proclamación de tan sublime verdad teológica, cantando y rezando desde lo más hondo de sus corazones el “Santa María, Madre de Dios” que, unida a la salutación del ángel con el “Dios te salve, María”, nuestras madres, a la vez que nos aprendían a hablar, nos aprendieron a rezar, con las plegarias más dulces y entrañables con que podemos invocar a “la llena de gracia”, a la que es proclamada como “Madre de Dios” llamándola también “Reina y Madre, vida y dulzura y esperanza nuestra”.

18 de diciembre de 2014 y hora de las cinco de la tarde: un hito esperanzador en las vivencias del amado Valdediós. Una ilusión para mantener encendida la antorcha de la esperanza, para seguir pidiendo a Nuestro Señor y a la Madre de Dios que, al final, repiquen las campanas de Valdediós, llevando por todo el valle de Boiges, por todos los ámbitos del valle de Dios, la grata nueva, la hermosa noticia de que Valdediós revive en la meta conseguida, de que otro Císter o cualquier otra orden monástica, hagan resonar por todo el valle la salve, a honor de la Virgen María, junto con el “Santa María, madre de Dios”. Amén, amén.