Lo que usted no sabe, señor Linares
Convenientemente avisado por Faceboock, acudí a la inauguración de la exposición que en la Galería Murillo se hace de su obra tras un tetraenio, iba a decir mudo, callado, pero no porque una de estas dos personas que citaré, coincidía conmigo que era, además, un excelente tertuliano, o sea cuatros años sin salir a la palestra de una de las artes: la pintura Al igual que pasa en arquitectura con el encanto de los espacios previos tales cuales porches, halls, atrios, sucede que en el autobús en que bajé, coincidí, ¡oh glamur!, con dos personas, que también iban a la exposición. ¡Fieles seguidores que tiene usted! (¡qué proporción: de las escasamente 20 personas que iríamos en el autobús, tres íbamos a ver su obra!).
Una de ellas con la que estuvo usted recientemente tomando qué más da apuntó con el índice que para algo está:
¡Yo conocí al padre, a Lulo! Lulo, y añadió su alias
¡O sea es usted hijo de Lulo el Nieto!, al que también a mi me honra haberle conocido.
La otra, me dijo:
Es que a mí, esos ocres y amarillos de de la siega, invariables, con que Manolo, que ahora se convierten en degradados azules, celestes, partiendo de la arena
Después vi los las manchas enmarcadas y colgadas en los paramentos de la Sala. Son, (me parecieron a mí, proclive como estaba, claro, por esas dos personas aludidas), son, digo, mucho más que dibujo y color, donde el pintor, con un sensacional dominio del cromatismo, muestra los ambientes rurales y de la playa frente al paradigma, que, en estos tiempos de ética light, es pintar y conservar el estilo cada vez más educado y exquisito y, preciso. Es, claro, oficio y por lo tanto construcción, pero es, me pareció a mí, repito, poesía, que captura el aura de la historia de Lulo y el lugar y de la cercanía del mar.
Menos mal, que como le dije, no cumplió la amenaza de pintarlo todo de negro pues esos fieles seguidores esperamos de usted muchas pinceladas más e ítem abundantes requiebros, o como diría el torero de Camas: «Perfecto es lo que está bien arrematao».
¡Salud!
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