Que no perdamos muchos más que la ilusión
En estos últimos tiempos, cada año más, estamos perdiendo el sentido de la Navidad y cambiándolo por el de una especie de vacaciones de invierno. Creo que, incluida la lotería, hay motivos más que suficientes para celebrar de nuevo el Nacimiento de nuestro Mesías, la aparición entre los hombres como un recién nacido desvalido del Hijo de Dios.
En la profecía de Isaías (7, 14) ya anunciaba la concepción virginal del Hijo de Dios: Iahveh mismo os dará, pues, una señal. Mirad: la virgen encinta, da a luz un hijo y en Jeremías (34, 15), se anuncia el nacimiento del Mesías: En aquellos días suscitaré a David un vástago Justo que ejecutará el derecho y la justicia. Y ya en el Nuevo Testamento (Mt.1, 18-24) se nos narra la concepción virginal de Jesús y su nacimiento.
Pero creo que lo importante de este Nacimiento cobra todo su sentido cuando lo orientamos a su misión mesiánica, hacia la Semana Santa. Y aquí nadie mejor que el Profeta Isaías (53, 3-12) canta las alabanzas de la Redención en la profecía de la pasión del siervo de Dios: Despreciado, desecho de la humanidad; hombre de dolores () era despreciado. Con todo, eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que le pesaban, mientras que nosotros, le creíamos () herido por Dios y azotado. Ha sido traspasado por nuestros pecados, desecho por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él (). Era maltratado () y no habría su boca, como cordero llevado al matadero. (). Por eso le daré multitudes por herencia, y gente innumerable recibirá como botín, por haberse entregado así mismo a la muerte y haber sido contado entre los malhechores, él, que llevaba los pecados de muchos e intercedía por los malhechores.
En el mensaje del 2-08-1986 de la Stma. Virgen María transmitido en Prado Nuevo de El Escorial (Madrid) a través de la vidente Luz Amparo Cuevas Arteseros (fallecida en dicha localidad el 17-08-2012 a los 81 años de edad, en olor de santidad), la Madre de Dios nos recordaba: (Rezad) el Padrenuestro. Es (una oración) sencilla, para los sencillos. () no añadáis muchas palabras (). No hagáis lo que hacen los paganos; que () hablan y hablan sólo porque les gusta ser oídos y su corazón está empedernido por los rencores.
La Stma. Virgen en el mencionado mensaje tal parece establecer una línea que separa a los que quieran seguir el Evangelio de su Hijo y los que buscan la vanagloria del mundo. Pero entre estos últimos quedan mejor retratados los políticos y, entre ellos, los de la nueva hornada, que sin pertenecer a las viejas castas padecen de una verborrea calmosa, pero de la que se puede inferir su pertenencia al grupo de Herodes el grande que buscaba al recién nacido niño Jesús para matarlo, pues parece que no les importaría ver a todos los católicos metidos en una cámara de gas NAZI y exterminarlos
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