¡Feliz Navidad del Señor!
La fiesta de la Navidad es diferente a otras porque se respira un ambiente de intimidad, de familia y hogar; pero ¿qué mueve al hombre de hoy a celebrar estas fiestas?
Todavía, para muchos, se trata de una fiesta de carácter religioso que permanece en una sociedad que poco a poco se va descristianizando. Para otros, estas fiestas representan la añoranza de un mundo de paz, amor y felicidad que los hombres somos incapaces de construir. Para algunos, las Navidades son las fiestas del invierno, que nuestra sociedad de consumo utiliza para incitarnos a comprar, gastar y disfrutar, como si sólo los que tienen posibilidades pudieran celebrar estas fiestas.
Para los que somos creyentes, celebramos fiesta y alegría porque Dios ha querido compartir nuestra vida. Dios está con nosotros; hay esperanza para la humanidad. Se trata de la noche de un suceso único; la novedad más grande jamás imaginada. Navidad es misterio de amor, Dios te mira a los ojos y te dice: te quiero. En Navidad Dios se hace uno de los nuestros, viene a tendernos la mano, a reunirnos, a darnos un corazón nuevo, abierto, lleno de amor y solidaridad.
Estas fiestas son la celebración de aquella gran noticia que se escuchó en Belén: "Os anuncio una gran alegría que lo será para todo el pueblo: os ha nacido, hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Señor".
Ésta es la gran verdad: Dios está con nosotros, oculto para algunos, desconocido para otros, pero presente en nuestra vida.
Que no nos vendan una Navidad en la que Dios no esté presente, que no nos la secuestren ni la vacíen de contenido; hemos de lograr que la alegría navideña no lo sea sin contenido, la alegría de quienes están alegres sin saber por qué. Esforcémonos para que estas fiestas no pasen sin que hayamos podido escuchar algo "nuevo" y "vivo" en el corazón.
Te propongo que en esta Navidad visites un belén (Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Pola de Siero...) y contemples lo que significa un Dios que se nos ofrece como niño débil, indefenso, irradiando paz y ternura, seguro que se despierta en ti una alegría diferente, seguro que se avivan en ti deseos de amar, de servir, de ayudar a construir un mundo más justo y fraterno.
Es Navidad, irrádiala, provócala, deja que el Niño Dios nazca en la "posada" de tu corazón ofreciendo una sonrisa no sólo con los labios, también con la mirada, secando una lágrima, levantando ánimos, amainando enfrentamientos, regalando algo de tu tiempo al que lo necesita, mediando entre los que no se entienden, tratando a los demás con ternura y comprensión, colaborando a curar las heridas de los demás, dando prioridad al amor sobre el poder y la gloria, practicando la bondad sin necesidad de argumentos, entendiendo la vida como un pasar haciendo el bien sin esperar premios ni recompensas…
Que la "luz" de la Navidad nos ayude a salir de nuestra comodidad y a no quedarnos de brazos cruzados ante tantas situaciones de injusticia; estamos llamados a construir espacios de esperanza, todos podemos fomentar la cultura de servicio, de ayudar a "llevar cargas", de tender la mano al que lo necesita, especialmente en estos momentos de crisis y apretón para no pocas familias.
José Julio Velasco
Párroco de Posada de Llanera
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