Al menos por carretera, ya somos europeos
Por fin, parece ser que los asturianos vamos a poder salir de nuestra región por carretera, tanto en dirección a Galicia como en dirección a Cantabria, por autovía o carretera propia del siglo en el que estamos y no como hasta ahora, teniendo que transitar por tramos de carretera propios de principios de la pasada centuria.
Venir a Asturias desde Cantabria y llegar al cartel anunciador de la entrada en el Principado de Asturias suponía una especie de viaje atrás en el tiempo. Yo, por mi edad y por mi situación económica –de las justas para llegar a fin de mes–, viajo poco, pero debido a que fui emigrante en Alemania, raro es el verano en que no recibo alguna visita de amistades hechas en aquel país; y cuando me comentan que vienen desde Stuttgart sin dejar de circular un solo kilómetro por autovía o autopista, hasta llegar justo al lugar donde está colocado el cartel que les anuncia que entran en Asturias y tienen que soportar más de veinte kilómetros sobre una carretera tercermundista, no sé qué responderles, y me hacen sentir vergüenza ajena. Y digo ajena, ya que ni yo ni ningún otro asturianín de a pie somos responsables de que nos hayan tenido durante décadas sometidos a la tortura de circular por una carretera más propia de los tiempos de la diligencia que del automóvil; a mi entender, más por rencillas e intereses políticos que por ninguna otra cosa.
Esperemos que las prisas de última hora, y la improvisación propia de las prisas por querer inaugurar la obra y hacerse la foto antes de finalizar el año, no hayan sido motivo de la chapuza acelerada ya que, sabido es, la prisa es enemiga de la perfección y, por el contrario, todo haya sido terminado con absoluta garantía de seguridad y duración por mucho tiempo. Felicitémonos, pues, por conseguir al fin tener una vía que nos lleve al centro de Europa de forma rápida y segura.
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