¿Nos merecemos estos autobuses urbanos?
Tradicionalmente, el transporte público urbano estaba pensado para una tipología social con menor poder económico. Así, los estudiantes que debíamos trasladarnos al instituto o a Maestría, los obreros, las amas de casa..., en fin, una gran mayoría de personas éramos los usuarios cotidianos de la Compañía del Tranvía Eléctrico de Avilés. Mi percepción en aquella época (años setenta y ochenta del siglo pasado) era que como esta empresa tenía la clientela asegurada, no le importaba demasiado tener unos vehículos modernos, en buenas condiciones de uso, ni tan siquiera que el trato al cliente fuera correcto.
Ahora que el transporte público es una alternativa razonable para los desplazamientos urbanos (nos evitamos buscar o pagar aparcamiento, menor coste económico de los desplazamientos, menor contaminación...), he observado en muchas ciudades fuera de Asturias, pero también en otras ciudades de Asturias, una mejoría muy apreciable en confortabilidad, diseño, estética, limpieza y flexibilidad horaria del servicio de transporte urbano. Pero para nuestra desgracia y sufrimiento (al menos yo), no observo la mejora de dichos parámetros en esta Compañía (del Tranvía Eléctrico de Avilés) que nos ha tocado. Es más, pienso que la mayoría de sus vehículos son la antítesis del buen gusto en cuanto a diseño, colores, confortabilidad, ergonomía, etcétera.
Los objetivos (legítimos por otra parte) de la CTEA son obtener el máximo de beneficios. Lo entiendo. Pero, por favor, no a costa de bajarnos el ego hasta los tobillos cada vez que nos subimos a sus vehículos.
A los estamentos municipales responsables de las concesiones del transporte urbano, les pediría que sean exigentes en estas cuestiones, pues el hacer más agradable el servicio al público también es otra forma de fomentarlo.
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