La plaza es de Riego y no del Riego
Don Arturo Román, de los Román de toda la vida, responsable de la columna de LA NUEVA ESPAÑA "En corto y por derecho", aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que la lluvia convierte las losas de la plaza de Rafael del Riego en peligroso lugar de resbalones (lo que podía haber sido grave problema para los esforzados maratonianos de la popular carrera de "San Silvestre" del pasado mes de diciembre), denuncia lo pintoresco que es llamar plaza "del Riego" a la dedicada a Rafael del Riego, levantisco militar nacido en Tineo, que vivió sus años de infancia y juventud en la ovetense calle de San José; estudió Derecho en la Universidad de esta ciudad, para, sin acabarlo, empuñar las armas y defender a España del invasor francés en 1808, decisión que fue el inicio de una accidentada carrera militar que terminó de manera trágica cuando Fernando VII, llamado "el Deseado", pero también "el Rey Felón", decidió ahorcarle en la madrileña plaza de la Cebada.
A mí me parece que la estrategia de la familia de los Román (dando cada uno de los hermanos la parte alícuota que le pueda corresponder) equivocan en la denuncia con la que intentan conseguir que la lápida de la plaza tenga una redacción adecuada (no sólo gramaticalmente, también más lógica, según la historia), que sirva para ilustrar en vez de confundir y que se sepa que la plaza no es un lugar para el riego.
Ha transcurrido un año desde la denuncia pública de "los Román", tiempo más que suficiente para haber cambiado la lápida y colocar otra que no confunda al personal. Y si digo que los Román han equivocado la estrategia es porque no mantienen los principios de su propia columna, que, dicho sea de paso, debería subtitularse "de los nombres propios", por el rigor con que cita a los protagonistas de los comentarios. ¿Qué sucedió en consecuencia?: que en el Ayuntamiento nadie se ha dado por aludido y la placa sigue firme con su equívoco mensaje, invitando al riego de la plaza, más que otra cosa, con lo que debemos dar por bueno lo que escribió un fino político andaluz llamado Luis José Sartorius, conde de San Luis, fundador del periódico madrileño "El Heraldo": "La prensa derriba en ocasiones un Ministerio en un día y suele ser impotente para obligar al Ayuntamiento a empedrar una calle".
Los Román de toda la vida, pese a la aguda facilidad que tienen para infiltrarse y conseguir información, han topado con el Ayuntamiento de Oviedo y, al recordar la opinión del conde de San Luis, quizás hayan desistido de conocer quién fue el responsable de la redacción del texto que figura en la placa y quién tiene la obligación de ordenar la corrección correspondiente; eso sí, los "padres del municipio", en nuevo alarde de ignorancia y prepotencia, lo consideran inoportuno.
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