Paro en Asturias
El motivo de la alta tasa de paro en Asturias se debe a la economía sumergida, amparada por los políticos, empresarios y sindicalistas, y ocultada por los medios de comunicación.
En los ochenta y hasta mediados de los noventa, el grueso de la economía sumergida en Asturias se concentraba en la industria; las consecuencias fueron reconversiones y cierre de industrias. Desde finales de los noventa y durante la década pasada, se concentraba en la construcción; las consecuencias fueron el encarecimiento de la vivienda y unos pufos que constructoras y bancos endosaron al Estado.
Actualmente la economía sumergida se concentra en más del 70 por ciento en la ganadería, el resto se lo reparten la hostelería y el empleo doméstico. Las consecuencias son, en la hostelería, un empeoramiento de las condiciones laborales –media jornada asegurado, más horas de trabajo–, y en el empleo doméstico otro tanto. Respecto a la ganadería, según el informe anual de UATAE (Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores), basado en los datos publicados por el Ministerio de Empleo, Asturias es la segunda comunidad que más agricultores y ganaderos autónomos pierde en los diez primeros meses del año: menos 2,5 por ciento desde que comenzó el año. Actualmente hay 10.208 autónomos, cuando hace quince años había más del doble, mientras cada vez son más los que se dedican a la economía sumergida en la ganadería. A la vista de los datos expuestos, cabe preguntarse para qué sirven los políticos, pues no es admisible que Asturias haya estado percibiendo cientos de millones de euros de la PAC cuando el número de afiliados se ha reducido en las dos últimas décadas.
Pero el problema del sector ganadero en Asturias, a diferencia de los sectores que nunca han recibido subvenciones, y que por ello crean empleo y son competitivos, es que precisamente es el sector en el que se concentra más del 70 por ciento de la economía sumergida y fraude fiscal. La mayor parte de los que se dedican a la ganadería son prejubilados y jubilados, o perceptores de subsidios y otras ayudas, que no cotizan a la Seguridad Social por su actividad, ni declaran a Hacienda sus ganancias; los involucrados en la economía sumergida en la ganadería realizan las transacciones en sus domicilios, para eludir a los inspectores de Hacienda y de Trabajo, ventas que hacen a intermediarios, que lo colocan en el mercado, o bien directamente a bares, carnicerías y restaurantes.
No estamos hablando de un fraude a las arcas públicas y una competencia desleal para los ganaderos, que también, nos encontramos ante un posible maltrato animal por las condiciones en que tienen al ganado en cuadras ilegales y un grave riesgo para la salud. Si los políticos de Asturias desconocen, o fingen desconocer, por intereses electorales, a los involucrados en la economía sumergida en la ganadería, no pueden garantizar que no maltratan al ganado, ni que le administran fármacos y hormonas, sustancias no detectadas por los laboratorios al cabo de unas semanas.
Por todo ellos, los políticos son los grandes culpables de la alta tasa de paro que hay en Asturias, pues no hacen nada por erradicar la economía sumergida.
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