¿Nos tapamos los oídos, o que hacemos?
Si en nuestro país mal están las cosas, peor aún, parece, van a estar. Los medios de comunicación nos están bombardeando casi semanalmente con encuestas de intención de voto para las próximas elecciones tanto municipales y autonómicas, a celebrarse en primavera, como para las generales a comienzos del invierno. Según dichas encuestas, el partido que gobierna el país en la actualidad (PP) está tan mal valorado que no va a sacar votos apenas para poder sentarse en el Parlamento. La oposición, por su parte, a la vista de lo que las encuestas anuncian, se envalentona y nos promete el oro, el moro, y hasta El Dorado; pero no nos dice si la mina aún tiene algo para extraer o de dónde van a sacar para tanto como prometen.
Los ciudadanos de cierta edad que ya pasamos la fiebre del sarampión político procuramos reflexionar y ya no nos fiamos ni de lo que nos prometen quienes dicen tener soluciones para todo si llegan a tomar el poder, ni tampoco de quienes, gobernando ahora, dejan para el final de legislatura las medidas que todos esperábamos que se hubiesen tomado al empezar a gobernar; así que los escépticos acabaremos por quedarnos en tierra de nadie, ya sea en casa o votando en blanco, y los muy optimistas y reacios a taparse los oídos frente a tanto cántico de sirena, acabarán por cometer la candidez y el error de creer en promesas imposibles de cumplir y dando el voto a quienes casi con seguridad nos lleven a retroceder a posiciones ya superadas pero mucho peores que la que tenemos, que, con ser mala, parece que no es peor que la que teníamos hace tres años.
Ya sé que quien no tiene nada que perder es aquel que ya lo ha perdido todo, pero debemos pensar que pertenecemos a un club (la UE) que igual que nos da unos derechos, nos exige unas obligaciones. Hemos tenido unos años de vacas gordas gracias a los fondos y ayudas de todo tipo que nos concedía el mencionado club, y ahora nos encontramos en años de vacas flacas, a mi juicio, no por las exigencias que ellos nos imponen, sino por lo manirrotos y malos gestores que han sido quienes nos gobernaron y nos gobiernan. De manera que venir ahora desde la oposición prometiendo ser los listos de la clase, cuando hace cuatro días nos lo dejaron todo hecho unos zorros, me parece que no es para fiarse mucho de cuantas ofertas prometedoras nos puedan hacer.
Que cada cual haga con su voto lo que considere oportuno, faltaría más, pero mucho me temo que entre todos vamos a convertir esto en una charca de ranas o país ingobernable. Por el bien de todos, ojalá me equivoque, y quienes ganen sepan sacarnos de la trampa en que entre unos y otros nos metieron.
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