Jubilados de Valdesoto
¡Qué pena que sólo sepamos criticar! Cuando una crítica es constructiva, aportando ideas para que todo vaya bien o mejor, ¡fenomenal! Pero lo que se vivió el día 9 de enero de 2015 en la asamblea extraordinaria fue todo lo contrario. Un grupo bien dirigido pero mal informado –porque sólo se preocupó de oír un eco– no aportó nada, bueno sí, aportó ignorancia de unos estatutos colgados desde enero de 2014 en el tablón de anuncios. La asamblea sólo tenía que ratificar que el presidente no podía seguir porque no cumplía el primer requisito: ser pensionista o jubilado. ¿Qué deseaba su club de fans, que todo siguiera siendo irregular? Se había esperado un año para que el presidente consiguiera su legalidad y no fue así y no se podía programar nada ni firmar ningún documento porque dicho directivo no podía hacerlo. Todo lo demás que se produjo en esa asamblea fue lanzar la inquina contra un miembro de la junta y, por ende, contra todos los que formábamos la mesa. Ése no era el momento porque, repito, lo que se pretendía era legalizar la situación de la junta de jubilados.
Señores, no han dejado que la mesa abandonara su puesto porque eso se produciría en el momento en que se ratificara el cese del presidente. Porque, repito, se encontraba en situación fuera de la legalidad marcada en la normativa de los estatutos.
Bien, yo sí he sacado algo en limpio: algunas personas de Valdesoto no merecen mis ideales de servicio ni mi preocupación continua para que el taller de cocina, las conferencias mensuales se llevaran a cabo gratuitamente. Además, estoy orgullosa porque de mi boca no salió ni un insulto, ni una falta de respeto, ni una falsedad. Hasta aquí llegué, punto final.
Quien lo desee que se suba al carro y siga el camino iniciado. No conocía a mi pueblo y, desgraciadamente, lo conocí en un acto que me pareció surrealista. Ojalá duerman todos bien: los de Corripos, Valdesoto, Faes, La Malata y Bendición.
Gracias a los que aceptasteis ir conmigo en la candidatura y perdón si no supe o no quise cargar más las tintas.
El Valdesoto que pudo ser ejemplar y algunos no lo dejaron.
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