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Cerrar las mezquitas

16 de Enero del 2015 - José Girón Garrote

Ha pasado pasado más de una semana, pero el criminal asesinato de los periodistas del semanario francés "Charlie Hebdo" continúa alterando la vida cotidiana. Todos los días se producen sucesos lamentables de asesinatos, por diferentes motivaciones, en todo el mundo, pero el ocurrido en París, el pasado 7 de enero, es diferente a todos los demás.

El ataque de los fundamentalistas islámicos a "Charlie Hebdo" es un ataque directo a la cultura occidental, a los valores universales que encarna la República francesa desde 1789 y a la libertad de expresión en particular.

Cualquier ciudadano que lea unos párrafos del Corán sabe perfectamente que el libro sagrado de los musulmanes incita a la violencia contra los infieles y predica la guerra santa contra los infieles, es decir, los europeos y todos aquellos que no piensen como ellos.

Durante los últimos veinte años, una fuerte inmigración magrebí ha recalado en Europa. Un ejemplo: cinco millones de musulmanes viven en Francia y más de un millón en España. Los gobiernos europeos les han abierto las puertas y han tratado de integrarles en nuestra sociedad occidental. Sin embargo, los resultados han sido casi nulos. Los magrebíes se han encerrado en barrios propios, auténticos guetos, tienen sus propios comercios y sus escuelas, y han multiplicado el número de sus mezquitas hasta límites insospechados. Precisamente desde esas mezquitas los imanes predican la guerra santa (yihad) contra los infieles. Es decir, contra nosotros, contra nuestra cultura europea, contra nuestros valores de democracia y libertad.

La historia nos explica que los sarracenos intentaron cuatro veces invadir Europa. Y siempre fracasaron: Poitiers (732) y Viena (1529, 1532 y 1683). Ahora lo intentan empleando no la artillería, sino la explosión demográfica, más lenta pero más efectiva. Actualmente, 14 millones y medio de musulmanes viven en la Unión Europea y solamente en Alemania existen 2.300 mezquitas.

Para complicar la situación, llegan los listos de Washington e inventan a los talibanes afganos para combatir a los soviéticos, pero luego el monstruo se les escapa de las manos. Deciden destruir un país próspero y laico, para robarles el petróleo, se inventan las armas de destrucción masiva, invaden y llevan el caos y la muerte a Irak. Al Qaeda y demás grupos terroristas musulmanes tienen la justificación ideal para la prédica del Corán: a matar infieles. La CIA diseña la llamada "primavera árabe" para derrocar a todos los gobiernos laicos y, curiosamente, antiguos aliados de la desaparecida URSS: Egipto, Libia y Siria. Consiguieron terminar con estados prósperos y sumirlos en sangrientas guerras tribales y religiosas, caso de Libia. En Egipto, los Hermanos Musulmanes intentaron regresar a la Edad Media y gracias a los militares no lo lograron. De Siria es mejor no hablar, pues es para llorar.

Mientras tanto, surgen políticos que les hacen el caldo gordo a los islamistas. Ejemplo, en España, los ocho años nefastos del Gobierno del señor Zapatero inventando la teoría de la "Alianza de las Civilizaciones", con Erdogan, el "musulmán bueno". Es decir, el Erdogan que cumplió cuatro meses de cárcel (1999) por predicar la guerra santa contra el infiel, siendo por ello destituido como alcalde de Estambul. Luego, el muy sibilino, se vistió con la piel de cordero para engañar a ilusos como Zapatero y se sumó a la "Alianza de las Civilizaciones", con el objetivo de extender el mahometismo más fácilmente en la Unión Europea. Erdogan, el nuevo sultán otomano, que está reimplantando la "sharía" en Turquía y anulando toda la labor laica y modernizadora de Atatürk.

Subtítulo: "Charlie Hebdo", un ataque directo a la cultura occidental

Destacado: Si en Marruecos, Arabia Saudí, Qatar y otros países musulmanes no se pueden construir iglesias cristianas ni practicar esa religión, ¿cuál es la razón por la que nuestros gobiernos sí permiten las mezquitas en Europa? En justa reciprocidad, todos iguales.

Lo grave del asunto es que una serie de organizaciones progresistas españolas, SOS Racismo Madrid, Centro Delós de Estudios para la Paz (Barcelona), entre otros, acaban de publicar sus opiniones sobre "Charlie Hebdo". El segundo dice que condenar a los musulmanes, cito literal, es un "peligroso ejercicio de eurocentrismo que alimenta la xenofobia y el racismo".

Pero no acaban aquí las insensateces. La exministra socialista Trujillo justifica los ataques de los musulmanes. Las declaraciones de Willy Toledo, de Izquierda Unida, "Occidente asesina diariamente" y afirma que el vídeo del asesinato del policía francés es falso. Si la dirección de IU no expulsa a ese sujeto de sus filas, tendremos que pensar que IU se hace solidario de esas declaraciones.

También Íñigo Errejón, dirigente de Podemos, ha escrito: "Contra el fanatismo, venga de donde venga". Este chico, aunque tiene cara de listo, es bastante tonto, porque los fanáticos criminales que asesinan son siempre los mismos: los musulmanes. Recordemos el 11-M de 2004, cuando un comando yihadista asesinó a 192 personas en Madrid. En realidad, todos estos tontos útiles progresistas tienen un problema semejante: les hacen el juego a los islamistas y no se enteran.

Al mismo tiempo, el PSOE e IU de Andalucía quieren devolver la catedral de Córdoba a los musulmanes. Su argumento es una completa falacia. Dicen que la catedral se construyó sobre la mezquita. Estos progresistas de pacotilla quieren reescribir la historia a su antojo. Pero la historia es que desde el siglo V hubo allí una basílica cristiana visigoda. En el año 780, Abderramán I ordenó construir una mezquita después de derribar la iglesia. En 1236, Fernando III reconquista Córdoba a los bárbaros musulmanes. Por tanto, la mezquita existió durante 456 años y la basílica-catedral católica durante 1.107 años. ¿No les da vergüenza, señores socialistas y comunistas, falsificar la historia? O son unos malvados o son unos ignorantes. Pienso que ambas cosas a la vez, y además son unos traidores a su propia civilización grecolatina.

En definitiva, en España, la izquierda del PSOE y de IU lamenta el aumento de la extrema derecha y de la xenofobia, pero sin abordar los problemas de fondo; y la derecha de Rajoy, como siempre, mirando para otro lado.

Mientras tanto, los criminales sarracenos asesinan a miles de cristianos en Irak, en Siria, en Nigeria, en Pakistán, en Sudán, etcétera. Pero ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni los gobiernos occidentales dicen ni media palabra: todos callan, nadie condena a los criminales, y nadie impide que continúen las matanzas de cristianos. ¿No os da vergüenza de vuestro silencio, señores Rajoy, Sánchez y demás politicastros?

Ante los asesinatos de "Charlie Hebdo", los comentaristas hablan y hablan, pero no ofrecen propuestas concretas para erradicar el terrorismo islámico de Europa. Estos días no he escuchado ni leído la única medida efectiva para ello, desde mi punto de vista: cerrar de forma inmediata todas las mezquitas en Europa. La única manera de terminar con las prédicas de los imanes que lavan el cerebro de esos jóvenes musulmanes, dispuestos a extender, a sangre y fuego, su fanática e intolerante religión por Europa.

Si en Marruecos, Arabia Saudí, Qatar y otros países musulmanes no se pueden construir iglesias cristianas ni practicar esa religión, ¿cuál es la razón por la que nuestros gobiernos sí permiten las mezquitas en Europa? En justa reciprocidad, todos iguales. Si los moros quieren rezar, que recen en sus casas o regresen a sus países de origen.

Seguro que ante mi propuesta los fariseos se rasgarán las vestiduras. Y les contesto: ¿existe democracia en los países, como Irán, Arabia Saudí y demás, donde rige la ley del Corán? En ninguno. No hay que perder más el tiempo con estupideces como el multiculturalismo y la tolerancia con aquellos que no son demócratas. La historia del siglo XX demuestra que las democracias débiles siempre han sido víctimas de los totalitarismos. Y el Islam es, por definición, un sistema religioso, social, cultural y político totalitario. Por ello, ante esta grave amenaza, tenemos que gritar bien alto: ¡vivan Francia y sus valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad!

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