Los abrazos rotos y el virus H1N1
Hace días leí un interesante alegato a favor del abrazo realizado por la periodista Maruja Torres, en su habitual sección de "El Pais Semanal" (9.08.09). Se lamenta, la autora, de los abrazos no dados a los seres queridos que ya se nos han ido, y revindica este hermoso acto de comunicación humana, en una época donde el contacto físico acobarda.
Ciertamente andamos necesitados de las bondades terapéuticas del abrazo. Abrazando transferimos afectividad y conectamos sentimientos. Pocos gestos humanos tienen un significado tan bello y aportan tanto beneficio. Alivia duelos y refuerza consuelos. ¿Quien en la pena o el abatimiento, no ha valorado el calido apreton ajeno? ¿ Cuánto alivio hemos sentido entrelazados fuertemente a unos brazos amigos - o quizas solo conocidos - cuando el dolor nos derrumbaba? Inmenso.
Deberíamos aprender a abrazar igual que aprendemos técnicas de "tai-chi" o de "Pilates". Escuelas de "abrazoterapia". ¡ Que buen invento para algún emprendedor, sin duda, en estos tiempos de crisis de ideas ! Las expectativas ( "nichos de mercado" dicen los economistas ) serian esplendidas.
Pero corren malos tiempos para la efusividad. Tendremos que seguir marcando las distancias en esta canícula de recesión y chiringuitos medio vacios. Justo a vuelta de página, en la prensa dominical, la noticia cambia radicalmente de tercio: fotografia de una enorme pancarta colgada en la sede del Colegio de Médicos de Madrid. Y leo: " No beses, no des la mano.. di hola". Invitacion a la asepsia pura y dura en el mensaje sanitario de letras color verde.
A los informadores sobre la gripe A ( políticos, sanitarios y medios de comunicación) se les esta yendo un poco la mano. El ciudadano se asusta y la sociedad entra en pánico. Autentica paranoia colectiva, donde el aislamiento, la cuarentena y el alejamiento son las normas a seguir. Un estado de "pandemencia", donde hay quien sospecha se esconden fuertes intereses económicos de multinacionales farmacéuticas.
Todo apunta a que estamos condenados a permanecer separados durante mucho más tiempo. El abrazo,otra vez, va a tener que esperar. El virus (H1N1 le llaman, porque no quieren llamarle porcino) le ha ganado claramente la batalla a la afectividad. Abrazar no es ni sanitaria ni politicamente correcto. Otra vez la distancia.. otra vez la separacion. De nuevo los abrazos rotos. Una verdadera pena.
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