Somos pensionistas, pero no pardillos
Desde hace algún tiempo, circula por Internet un correo con un texto sin firma, pretendiendo convencernos a los pensionistas de que nuestro sistema fiscal nos está cobrando impuestos por nuestra pensión injustamente o de forma fraudulenta, y para justificarlo, alegan entre otras cosas, que ya tributamos durante toda nuestra vida laboral por el total de nuestros rendimientos y que por tanto seguir haciéndolo ahora sobre la pensión que percibimos, representa una doble imposición.
Desconozco de donde sale tal correo ni que persiguen con él sus redactores remitentes, pero creo que no pasa de ser un rollo con mucha retórica y más demagogia que otra cosa. Cualquiera que tenga en su casa copia de su declaración de la renta (no de ahora, sino desde que empezamos a tener que declarar nuestros ingresos) podrá comprobar que en el apartado de la declaración correspondiente a los rendimientos del trabajo, en el que declaramos ahora nuestra pensión y antes nuestros ingresos en activo (casilla 01), luego hay otra casilla, la 14, en la que figuran los gastos deducibles, entre los que se encuentran las cotizaciones a la Seguridad Social por las que cotizamos durante nuestra vida laboral, y que al deducirse de la base ya no pasan a ser gravadas con la tarifa del impuesto, y por tanto, esa parte de nuestra renta estaba exenta del IRPF. De manera que venir ahora a decirnos que no debemos tributar por nuestra pensión alegando que ya lo hicimos durante nuestra vida laboral, que me perdonen quienes pretenden supuestamente ayudarnos, pero con argumentos tan poco sólidos creo que no vamos a ninguna parte.
Otra cosa que alegan, es que nuestra pensión en ningún caso debería ser considerada un rendimiento del trabajo, sino, de ser sometida a tributo, lo sería como un rendimiento del capital. Uno no es experto en derecho, ni fiscal ni laboral, pero a mi entender, si nuestro sistema de pensiones es de reparto y se nutre de las cotizaciones de asalariados y empresarios cuyas cotizaciones actuales sirven para pagarnos las pensiones, no veo yo por ninguna parte la semejanza con un sistema de capitalización en el que el capital acumulado estaría produciendo unos rendimientos y que por tanto su tratamiento fiscal si correspondería a ese tipo de rendimientos.
Conclusión: que tal como están de caldeados los ánimos entre los pensionistas por las raquíticas subidas aplicadas a las pensiones en la actualidad, sólo faltaría que algún cantamañanas nos venga ahora a comer el coco con mensajes falseados y faltos de razón. Ojalá fuese como dicen, y nuestras pensiones se pudieran cobrar libres de impuesto, pero, en mi opinión, no debemos confundir nunca el deseo con la realidad.
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