Carta abierta al señor alcalde de Aller
Estimado señor alcalde: aunque no soy allerano de nacimiento, sí me siento allerano por mi familia directa, ascendencia materna y por ser mi segunda residencia. Por ello, aunque en la distancia, sigo con interés las noticias del municipio.
No tengo la pretensión de contarme entre sus amistades, aunque hemos coincidido en diversos eventos promocionales del concejo de Aller y conozco un poco su forma de pensar y de trabajar. Por ello me sorprenden, y mucho, los constantes ataques de los grupos políticos de la oposición del Ayuntamiento que usted rige, desde mi punto de vista, con todo acierto y dedicación.
No he observado, en las críticas mencionadas, un solo aspecto constructivo y presiento que se trata de una estrategia electoral, en la que priman los intereses particulares de los mencionados grupos de oposición antes que los generales del concejo. Es más, con asombro, me entero de que en el Pleno más importante del año, el de los presupuestos, tienen la osadía, no ya de rebatirlos democráticamente, o de abstenerse con ambigüedad calculada, sino de ausentarse en el momento de la votación y con ello gracias al apoyo de su grupo político se aprueban. De esta forma, en año electoral, no se han “mojado” en el asunto, y podrán seguir criticando, pero, eso sí, gracias a su “valentía”, no se les podrá acusar de no tener presupuesto en el año 2015. Me parece intolerable esta actitud, democráticamente esperpéntica y políticamente reprochable, y espero que los vecinos del concejo tomen buena nota de ello.
No soy político, ni intención de ello, pero por diversos motivos he conocido, convivido, trabajado y colaborado con muchos representantes políticos, de todas las ideologías, y aunque en estos tiempos resulte llamativo, tengo muy buen concepto de todos ellos en general y muy especialmente de este, para mí, Ilmo. S. Alcalde de Aller. Pocas personas tan comprometidas con su pueblo he conocido como el señor alcalde de Aller, con visión de futuro, pues el presente es más negro que el carbón que extraen de sus minas, con una ilusión contagiante en tiempos de desmoralización y con entrega y dedicación absoluta a su gente. Puedo y doy fe de ello, pues he coincidido con esta persona en varias ocasiones, dentro y fuera de Asturias, y no olvido tampoco su compromiso con el último movimiento obrero, dando ejemplo de lucha, por mantener y mejorar, si es posible, la calidad de vida de sus paisanos. Aún no he olvidado aquel pregón extraordinario que dio en Torrevieja en su día, que, por cierto, guardo con mucho cariño.
Enhorabuena, señor alcalde, y sepa que hay personas que valoramos su trabajo, compromiso y dedicación a un municipio que gracias a usted y a su equipo se va conociendo fuera de Asturias.
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