La Nueva España » Cartas de los lectores » Aquí y en este tiempo

Aquí y en este tiempo

28 de Enero del 2015 - Rubén Franco González (Pola de Siero)

El pasado lunes 26 de enero de 2015 comenzó el curso Filmar la realidad, asignatura impartida de enero a abril en la Universidad de Oviedo. Se abrió el curso con la película Equí y n´otru tiempu (2014) de Ramón Luis Bande (1972), ganadora de la sección Resistencias en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 2014 (dirigido por José Luis Cienfuegos), y proyectada recientemente en el Centro Niemeyer de Avilés. Sobre ella han escrito o hecho alusión favorable a la misma Alejandro Díaz Castaño, Fran Gayo, Eulalia Iglesias, Carlos Losilla, José Antonio Pérez Guevara, Israel Paredes, Xuan Bello y Miguel Maestro, entre otros.

La película se estructura en tres partes. La primera consiste en la sucesión de una serie de fotos (de Constantino Suárez) y el audio de las palabras de Manolín el de Llorío. La segunda parte son 34 planos estáticos de algo más de un minuto, que filman el emplazamiento actual de donde entonces asesinaron a ciertos sujetos, que quedan identificados con nombres y apellidos, tras leer la descripción pertinente (en lengua vernácula, faltaría más). La tercera y última parte consiste en el sonido de la canción Benina Antuña (somos obreros y defendemos un ideal; somos obreros, por eso el fascismo nos quiere matar).

La película es una auténtica tomadura de pelo, una obra que va rodeada del aura de prestigio del mito de la cultura y de la memoria histórica. Es una impostura, y la mayor repugnancia fue comprobar cómo tras el bodrio formal se añadió (se superpone y lo envuelve, como una nematología bien viscosa) el bodrio material. Las explicaciones que daba el autor del documental acerca de lo que la película es (como en diversas entrevistas: Espero que la película sirva como un elemento más de ese diálogo colectivo que se tiene que llevar a cabo en Asturias y el Estado español para saber qué país y qué Estado queremos construir y qué nivel de dignidad democrática queremos), las críticas que quiere mostrar con la misma, la ideología más sectaria basada en mitos oscurantistas y confusos, como lo de que la revolución del 34 fue la lucha democrática contra el fascismo (tesis archiconocida, repetida mil veces por Santiago Carrillo, por ejemplo, que el pasado 18 enero hubiera cumplido los 100 años), el franquismo como fascismo (¿se le podría quizá recomendar la lectura de la reciente biografía de Payne y Palacios sobre el generalísimo?), las oligarquías que controlaban el negociu que cuando vieron que la dictadura ya no interesaba la cambiaron por otra cosa, cambiarlo todo para que todo siga igual, lampedusianamente (como si esta frase tan sobada de El gatopardo signifique algo conceptualmente -y en realidad, Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie-), lo poco que se hizo fue gracias al poder del pueblu y las asociaciones vecinales Tal cantidad de mentiras históricas y juicios erróneos, sesgados por una visión maniquea de la historia, donde está claro quienes fueron los buenos y quienes los malos, y ¡claro!, ahora los buenos son los de Podemos (aunque sin citarlos explícitamente pero aludiendo a una etapa de cambio), y, desde luego, también Syriza, ya que seguro que a Tsipras le hubiese gustado la película. Es tal grado de pedantería A uno se le revolvían las tripas. Es un mensaje al que estamos acostumbrados diariamente en todos los lados, y más últimamente, donde las demagogias, formalismos varios donde no se entra en el meollo de los asuntos, frases genéricas y ante las que poco hay que objetar repetidas como mantras, etc., se suceden sin parar. Pero hay veces que pese a estar vacunado frente a tantas necedades no deja uno de sobresaltarse.

De especial gravedad es cuando un miembro del público le pregunta al autor del documental por las fuentes, y éste dice que hay un libro, La brigadilla, que no lo ha citado porque su autor es un fascista, y que por eso tiene tanta información y pudo tener acceso a documentos de la guardia civil (sí cita, claro, a Nicanor Rozada y Gerardo Iglesias). Es una cosa realmente repugnante. Contar una mentira (que se tiene asumida), descalificando a otra persona desde el pensamiento sectario absoluto. Esa es la gente realmente peligrosa. Unas veces queman libros (como en el 33), otras asesinan (el término que eligió el autor para describir los textos de su película) y en ocasiones (cuando el contexto no permite hacer otra cosa), simplemente, se omiten los nombres de los autores, a la par que se les descalifica, en un ejercicio absoluto de deshonestidad intelectual. Seguro que no tiene el señor Bande el valor de decírselo cara a cara a Gómez Fouz (el autor de La Brigadilla, sí, por si alguien no lo sabe), y no por el motivo que algún malévolo lector pudiese pensar, si no porque Fouz a buen seguro le pondría las cosas en claro con argumentos, pero que de nada servirían. Es un intento tan vano como el de intentar convencer a un yihadista (por cierto, ahora que está de moda el caso Villa no está de más recordar lo que decía Fouz en Clandestinos en 1999 sobre tal persona).

Precisamente la llamada cultura de la transición (que tan mal ve el autor) es lo que ha permitido que ejemplos cinematográficos (llamémosle así por acogernos a una nomenclatura convencional) como el que nos ocupa gocen de prestigio y premios, como el del Festival de Sevilla (seguramente, con un jurado inmerso en los mismos mitos y valores estéticos que el perpetrador de este filme). Un crítico, contó el propio autor, afirmaba que su película parecía haber sido rodada por un ciego. ¡Y a Bande le encantó ese comentario! Hemos llegado a la degeneración absoluta. Por lo visto hay que rendirse ante la maravilla de esas 34 fotografías (planos de 1 m y 5 s, al parecer, con la cámara fija y en la que no sucede nada ejemplos de ese estilo los podemos encontrar en la historia del cine-) y los letreros donde se indica qué fugado asesinaron las fuerzas represivas del estado. Porque, claro, para el que no lo sepa, nos dirá el autor, los maquis, los fugaos o los del monte luchaban por devolver la democracia a España. Estaban democrática y pacíficamente con la escopeta en el bosque. Y tiene que llegar la brigadilla a tocar las narices, oiga. Los fascistas, vaya. Al margen ya del idealismo político son cosas de sentido común, pero donde no hay Quien esté ocioso y/o sea masoquista que vaya a ver Equí y n´otru tiempu. El resto, quedan advertidos.

Cartas

Número de cartas: 46053

Número de cartas en Septiembre: 157

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador