La Nueva España » Cartas de los lectores » El cargo político como arma arrojadiza

El cargo político como arma arrojadiza

31 de Enero del 2015 - Alfredo Prieto Valiente (Oviedo)

La Audiencia Provincial ha confirmado recientemente la sentencia del Juzgado de lo Penal nº 3 de Oviedo que declara culpable a una concejala del Ayuntamiento ovetense por los conocidos hechos ocurridos con un inmigrante colombiano en la carretera del Naranco hace ya varios meses. Se ha pasado, pues, de la situación de presunción de inocencia a la de culpabilidad demostrada.

Hasta donde resultara posible quisiera hacer abstracción de la persona implicada. Ya ha sido juzgada y ello debiera bastar, sin necesidad de hacer más leña del árbol caído. Desconozco la totalidad de la circunstancia que rodearon los hechos, más allá de lo que nos dio a conocer la prensa, que no es poco. Tampoco conozco el perfil de los implicados, ofensora y ofendido. Pero lo conocido tiene más que suficiente gravedad como para que resulte oportuno hacer una reflexión sobre ello y, pasando de la anécdota a la categoría, formular alguna conclusión al respecto.

Un insulto marcadamente xenófobo y vejatorio (“sudaca de m...”), seguido de una amenaza tan absurda y pueril como aviesa (“soy concejala del Ayuntamiento de Oviedo... te vas a enterar... te voy a hacer deportar”), solo pueden salir de alguien de muy poca calidad personal, o mejor, de ninguna calidad personal. Porque, en ningún caso, en ninguno, un cargo político puede hacer uso de éste para ofender y amenazar a un ciudadano. Quien olvida esto está radicalmente incapacitado para el ejercicio de la política.

La calidad de la que aquí se habla nada tiene que ver, ni de lejos, con esa convencional estratificación de las personas por razones de su nivel cultural, económico o social, que conduce al odioso y rechazable clasismo. La calidad personal a la que se alude es algo más hondo y profundo que anida en la persona al margen de las circunstancias en las que la vida la haya podido colocar.

Esa falta de calidad personal, de múltiples manifestaciones (la corrupción económica es una de ellas, pero no la única), está sin duda en la raíz de la mala opinión que, según las encuestas, domina en nuestra sociedad en torno a la clase política.

Sin duda lo más urgente de esa regeneración democrática, que se anuncia pero no llega, sería poner los medios para garantizar un mínimo (¿y por qué no, un máximo?) de calidad personal en los aspirantes a la actividad política. En ese sentido es innegable que el actual sistema electoral de grandes circunscripciones y listas cerradas en un obstáculo insuperable para alcanzar aquel objetivo.

Los partidos políticos, y particularmente los mayoritarios, se resisten a cambiar el sistema porque ello supondría perder la tiranía que ahora ejercen en la confección de las listas cerradas. El famoso “quien se mueva no sale en la foto”, no es actualmente una boutade más de Alfonso Guerra, sino la más fiel expresión de lo que ocurre, y a la postre, permite que accedan a la más noble de las tareas humanas, cual es la política, quienes carecen de las más elementales cualidades para ello.

Ante la oleada electoral que nos viene encima se impone, pues, un “test” de calidad personal de los candidatos. En las democracias acrisoladas (con circunscripciones pequeñas y candidaturas individuales o, cuando menos, listas colectivas pero abiertas y en el peor de los casos solo parcialmente cerradas) aquel test lo realiza el elector. En las balbucientes, como es la nuestra, que además se empeña en seguir siéndolo, lo realizan las cúpulas de los aparatos de los partidos, pero ¿quién testea a esos aparatos? Nadie. Por ello puede afirmase que la presencia en las listas de personas con tan poca calidad como la de nuestra historia, permite albergar alguna duda sobre la calidad del conjunto.

Cartas

Número de cartas: 46053

Número de cartas en Septiembre: 157

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador