Lamentable espectáculo de los responsables de Central Lechera
La sentencia sobre la impugnación del acuerdo del consejo de administración de CAPSA, presentada por el consejero Sr. Larmande, ha provocado una fuerte división entre los dos sectores enfrentados de Clas, uno comandado por don Bertino Velasco (presidente) y el otro por don Alfredo Pérez (ex secretario).
Los que conocemos cómo se “cocinó” todo este despropósito sentimos vergüenza por la polémica llevada a los medios de comunicación. Si les quedara una pizca de dignidad, dimitirían de todos sus cargos y pedirían perdón a los socios por la nefasta gestión que se está haciendo.
El día 25 de febrero de 2012 se celebró una reunión de compromisarios de la zona 7 a la que asistieron: el presidente, el secretario, el rector de la zona y el director general de Clas. Al final de la misma, como no se había informado de las negociaciones sobre la renovación del contrato de arriendo de la marca, me dirijo al Sr. presidente para preguntarle si había acuerdo con los accionistas de CAPSA y en qué condiciones, a lo que contestó de forma prepotente el Sr. secretario, don Alfredo Pérez, “que no había acuerdo, pero que el día 28 se celebrará un consejo y se aprobará el contrato propuesto por la junta rectora de Clas”. Pregunto si tenemos el apoyo de los consejeros de Liberbank y Caja Rural, a lo que contestó don Alfredo “que no, pero que como nosotros tenemos la mayoría en el consejo iban a hacer valer su propuesta y se aprobará”.
Yo les advertí que con nuestra mayoría no sería suficiente, que si estaban bien asesorados, a lo que el secretario respondió afirmativamente asintiendo con la cabeza y otros gestos el presidente y el director, que parecían los subalternos de don Alfredo, que derrochaba arrogancia.
El contrato de arrendamiento de la marca que data de 1997 consta de dos folios a dos caras, con sus nueve estipulaciones. Es tan sencillo de interpretar que un joven de Secundaria lo comprendería.
En su estipulación segunda dice: “transcurrido el plazo señalado, el contrato se prorrogará automáticamente por sucesivos períodos de igual duración salvo que medie denuncia expresa por escrito” (la denuncia no se materializó).
En la estipulación séptima se dice que el presente contrato se podrá modificar por el consejo de Administración “por mayoría de 70% de sus miembros” (no se cumplió esta condición).
¿Cómo es posible que estos dos incumplimientos de contrato no se hayan visto antes de llegar a esta situación?
Podría exponer otras cuestiones que ponen en entredicho la actuación de nuestros representantes, pero creo que estos dos ejemplos son suficientes, de momento.
¿Y qué dicen nuestros servicios jurídicos, que nos están costando una fortuna? ¿Y el ex director adjunto, Sr. Areces, contratado para llevar este asunto?
¡Menudo papelón!
A los socios nos interesa saber lo que nos ha costado la “broma” y las repercusiones económicas que tendremos en el futuro. Ahora estamos a los pies de los caballos, nuestros socios de CAPSA podrán hacer lo que les venga en gana, hasta prorrogar este contrato por otros quince años.
Déjense de echarse unos a otros la culpa de este desastre. Todos los consejeros y rectores que han votado a favor de la imposición de este infumable contrato son responsables. ¡Cállense y márchense! Es el mejor servicio que pueden hacer a la sociedad.
José Avelino Terente García
Llanera
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