Gobernanza y gobernabilidad
Considerando el gran valor de la pluralidad de partidos existente me parece deseable dejar constancia de lo beneficioso de la coalición de algunos partidos. Porque, si en las elecciones generales de finales de este año no hay un partido que obtenga una victoria clara, los problemas de gobernabilidad pueden producirse.
Estimo que, si se juntaran más formaciones políticas entre sí, habría una menor dispersión de los votos, y la situación política sería más clara, de cara a la gobernanza de este país. Ya que con este término se plantea la necesidad de una manera o arte de gobernar que tenga como objetivo el desarrollo económico, social e institucional con una duradera estabilidad.
Los programas políticos de los diversos partidos deberían proponer medidas y reformas concretas, y con cálculos y datos aproximados para que los ciudadanos sepan de verdad el grado de profundidad de las mismas, y sus posibles efectos. Esto aumentaría, quizás, la credibilidad de los diferentes partidos que concurren en las elecciones.
Es cierto que los controles democráticos establecidos por nuestra Carta Magna, y por el ordenamiento legal vigente parece que garantizan, suficientemente, la estabilidad y la paz social. Si bien esta última, ante la crispación existente, por razón de la alta tasa de desempleo, principalmente, y por la precariedad laboral, etc., puede verse, quizás, en peligro. Porque la resistencia de la ciudadanía tiene un límite y, probablemente, ya se está rozando.
Aunque el arte de la política es complejo y difícil, por la cantidad de variables y situaciones que deben considerar los políticos que gobiernan, considero que esto no presupone que los problemas sociales no puedan ser resueltos o, al menos, paliados en gran manera, a través de subsidios o medidas similares ante muchos casos de ciudadanos, que padecen graves situaciones, por la falta de trabajo, o de medios de subsistencia. Y esta es una de las múltiples formas de gobernanza que, a mi juicio, deberían realizar los gobernantes sean del color político que sean.
La práctica del poder es siempre, hasta cierto punto, algo compartido y supone alcanzar compromisos. También lo dice Daniel Innerarity: «Similarmente los pactos y las alianzas no acreditan el propio poder sino que ponen de manifiesto que necesitamos de otros, que el poder es siempre una realidad compartida».
Que los votantes de las generales no sepan todavía, las posibles o probables alianzas de gobierno, de un modo más preciso, me parece que no es lo más adecuado para una mejor gobernabilidad de España. Ya se sabe que en función de los resultados se verá lo que hacen los partidos, pero sería bueno que se explicaran las líneas generales, o las condiciones de los posibles acuerdos postelectorales.
Podemos ser escépticos ante lo que pueden lograr los políticos con su actividad de gobierno, pero estoy convencido de que se pueden cambiar muchas cosas con decisiones profundas y, sobre todo, garantizando el bienestar de todos, a través de medidas impositivas que redistribuyan la riqueza de un modo más justo y equitativo, sin que esto suponga la desaparición del derecho a la propiedad privada, y a las libertades de los ciudadanos.
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