El voto emigrante
Hace unas semanas se celebraron elecciones en Grecia. Alegando problemas burocráticos debido al adelanto electoral, miles de jóvenes y griegos emigrados no tuvieron derecho a voto. Eso no evitó que Syriza ganara las elecciones en detrimento del neoliberalismo y los partidos tradicionales.
En España somos más finos. Nuestra burocracia deja votar a los emigrantes, pero éstos deben realizar una serie de procedimientos que obligan, en ocasiones, a viajar cientos de kilómetros para inscribirse en el consulado y pedir el voto. Luego uno debe esperar que toda la documentación llegue en los plazos acordados y cruzar los dedos para que el voto llegue a tiempo. Esto sucede sobremanera en países europeos donde mucha gente, en su mayoría crítica con el “statu quo” actual, ha emigrado recientemente debido a la crisis económica.
Ningún partido aborda este problema y muchos nos quedaremos sin votar; sin duda era ésta su intención inicial. Pero quizás, como en Grecia, ni esas artimañas impidan la debacle de los partidos tradicionales.
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