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Prejuicios que convertimos en equivocaciones

10 de Febrero del 2015 - Carolina Garcia Montes (Arriondas)

Hay veces en la vida que no nos importa dejar la puerta abierta por si alguien de nuestro pasado quiere regresar.

Siempre he pensado que era miedo al futuro incierto, pero es imposible, ya que el futuro es la casilla de partida hacía lo desconocido, bien sabemos que puede ser mejor o peor, aunque lo que está claro es que por miedo dejamos en nuestra vida a quien más daño nos hace y por miedo perdemos de conocer personas que de la nada convierten momentos, en fotos hechas para el recuerdo.

Digamos que los amigos son la familia que escogemos, que aparecen en nuestras vidas de rebote, y muchas veces deseamos que se queden a nuestro lado por siempre. Es cierto que muchas veces los deseos, son hechos que jamás se cumplirán, pero otras en cambio, son ciencias que se convierten en verdad.

Nunca creí en la amistad en la lejanía, por el simple hecho que no puede acudir a ti cuando el mundo se hunde debajo de tus pies, pero, ¿qué pasaría si la razón de salir a flote es la causante de romper tu caparazon? Que en tu vida aparecen de rebote personas que un día quisiste conocer, pero la vida no te dejó; o mas bien tus prejuicios. Digamos que mi lucha me enseñó a creer en mi misma, pero también me ayudó a encontrar a mi gemela perdida en el mundo, Rosel. Al principio ese nombre me sonó a la primavera, a la vuelta de la fragancia real, pero es que ella es mucho más que eso. Ella es luz. Ella, demostró que el mundo nos recuerda mientras vivamos y que si nos perdemos, sólo tenemos que mirar dentro de nosotros, encontrándonos.

Un hobby, que es mi medio de vida, mi manera de ser, me unió a ella a una distancia de 800 km, ¿locura? Realidad. Son estas cosas las que nos demuestran que una amistad puede perdurar durante años sin apenas habernos visto, siete años ya.

Pero la cosa os digo que no quedó ahí, sino siempre ha ido a más. Tras eso, llegó su mejor amiga, que sigo pensando que no sé que habrá dicho de mi, pero me sobrevaloran, porque de la nada esta pequeña flequillo con un corazón de oro hizo otro hueco en mi vida, y no sólo en mi presente, sino en mi futuro incierto, en ese futuro que temes más que a la vida misma, ¿sabéis que hice? Disfrutar de ellas, porque sabía que este tipo de amistad no podría sustituir a alguien que se encuentra cerca de mi. (¡Que equivocada estaba!) porque no sólo han seguido permaneciendo en mi vida, sino que se han convertido en algo por lo que luchar un poco cada día mas. No sólo han hecho los deseos, posibles, sino que han demostrado lo equivocados que estamos por las veces que nos dejamos llevar por lo que digan seres inexistentes en nuestra vida

La cuestión no era que yo fuera de una manera y ellas consiguieron hacerme participé de lo equivocada que estaba, sino que me hicieron un hueco en su `manada´, donde conocí a siete pequeñas lobas que consiguen enseñarte cada día un poco más de la vida

Con esto, estoy diciendo que a veces una amistad no tiene que ser con alguien en la puerta de al lado, a veces encontramos parte de algo que creímos perdido en personas que desde la lejanía lo recogen. Esto es como la psicología, todos creemos saber que es, que hacer o que decidir, pero no es hasta el momento que lo vivimos desde dentro cuando nos damos cuenta que a veces sentimos la suerte de nuestros actos después de años de sufrimiento.

Ellas llegaron a mi vida en un período complicado de mi vida para enseñarme que las locuras son las mejores realidades del planeta. Y ahora seis, siete, quizás mas años de lo indicado les quiero dar las gracias. No sé si lo leerán o si Ana será capaz de quitarse la lágrima de sus ojos, pero lo que está claro es que las causas más hermosas son las que llegan de rebote.

Para finalizar quería daros un pequeño consejo, no intentéis entender a un amigo por sus palabras, sino por sus actos, porque está claro que da igual donde tengas un verdadero amigo, ya que cuando lo encuentras ansias que permanezca en tu vida, por siempre.

Es la historia de nuestra vida, hacemos promesas que no conseguimos cumplir, pero estas promesas sé que no han sido en vano, porque la historia de nuestra vida es no arrepentirnos de las casualidades de nuestros sentidos, ya que nos consiguen hacer mejores.

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