¿Humanidad? ¿Qué es eso?
Levantarme, desayunar e ir a clase. Es algo tan normal en la vida de un adolescente de 17 años que apenas le damos importancia, a veces incluso nos quejamos de ello, pero ¿qué pasaría si hubiera nacido en Siria? O ¿si me hubiera tocada vivir en Afganistán?
Cambiaría el móvil por un arma, tal vez hoy no tendría qué comer y quién sabe si llegaría a casa a dormir.
En el mundo hay alrededor de 300.000 niños-soldado que son arrancados de sus hogares y obligados a abandonar sus estudios para combatir en el campo de batalla. Pero no sólo se trata de luchar, también son forzados al espionaje, la colocación de minas explosivas y a la esclavitud sexual (miles de niñas son reclutadas con fines sexuales, originándoles graves lesiones físicas o presionándoles a ejercer la prostitución).
Las condiciones desfavorables en que viven, la pobreza, la marginación social y las familias desestructuradas hacen que cada vez más menores se pongan bajo el poder del ejército.
Este reclutamiento supone una grave violación de los derechos de la infancia, pero gracias a organizaciones como UNICEF, se busca reducir la gran cifra de niños-soldado, de ponerlos en libertad y reintegrarlos en la sociedad, pero no es una tarea fácil, por la fuerza del ejército en estos países.
Acaba de pasar el 12 de febrero, día internacional contra el uso de niños- soldado, me gustaría haceros conscientes de que no todos tienen la misma suerte que nosotros de poder despertarnos cada mañana sin el miedo a ser alejados de nuestra familia, algunos no saben siquiera si volverán a sus casas.
Son problemas de adultos. ¿Por qué involucrar a los menores en ellos? ¿Alguien les ha pedido su opinión?
No olvidemos que tan sólo son niños, que, al igual que nosotros, tienen el derecho de disfrutar de su infancia y contar con la oportunidad de hacer una vida normal, la vida que todos merecen, sean del país que sean.
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