Historiografía, Piketty, y el siglo XXI
El universo es amoral y evoluciona siguiendo dogmas inmutables de la física, que sólo son falsables para nuestro entendimiento. Ni es bueno, ni malo, sólo esclavo de sus propias leyes, sin importarle nuestra percepción. En el planeta Tierra, un minúsculo lugar de este universo, el inestable agua (273 a 373 ºK y 760 mmHg) lo ocupa prácticamente todo (siendo como es, su estado natural el hielo o el vapor). En ella surgió la vida usando la energía, y fueron inmortales sus proterozoicos seres, pero la evolución programó la hibridación que dio origen al sexo con su fecha de caducidad para la vida y su pasión para vivirla. La vida pasó a usar el espacio y ocupó Pangea adoptando impulsos asesinos para sobrevivir; tras eones, aprendió a usar el tiempo y a transmitir sus logros a las generaciones venideras. La Humanidad comenzó y la evolución se aceleró creando la Historia. Una Historia de envidia, guerras, y dominaciones de unos sobre los otros, una inmoralidad justificada por el poder o la locura. La esclavitud procrea sólo para engendrar más esclavos con que producir progreso; de esa forma los esclavos crearon legados enormes sin ningún reconocimiento ni nombre: sus amos y señores figuran en la Historia. Toda esa envidia competitiva, justificaba el poder suicida y estúpido de la Humanidad. Si la Humanidad fuera inteligente, buscaría la evolución moral; elegiría la vida y una sociedad líquida con personas proactivas deseosas de cambiar ellas mismas también por dentro. Pocos nombres pasaron a la Historia como defensores de esclavos, insuflándoles la esperanza de que la Historia cambiaría.
Lo que nos dice Piketty: de como la acumulación de riqueza crece sin progreso de la economía; era previsible a causa de un desarrollo tecnológico que puede producir más a precio más barato sin generar empleos. La máquina engendra máquinas. El que lo logra, se queda con todo el mercado, un mercado que sin salarios suficientes, adolece de compradores; entonces se bajan los precios, no se vende, se deja de fabricar y se despide a más gente. Las personas con desempleo, o con muchas horas de trabajo y bajos salarios, se hacen prescindibles; aparece la crisis del reparto de riqueza y consumo. Sólo «la máquina» consume para engendrar más máquinas, eso logra hacer que los propietarios de «la máquina» se enriquezcan compitiendo entre sí con sus máquinas. El vencedor acumula riqueza y máquinas. La evolución, la única verdad de la Historia, está detenida con ridículos índices de natalidad allá donde se acumula la riqueza, y con elevados índices de mortandad donde no. La evolución necesita: actividad vocacional, personas, liderazgo y cooperación. Las máquinas reducen el precio de producción y, para poder competir con ellas, las personas son explotadas largas horas al día sumergidas en trabajos no deseados. Sin vida propia ni esperanza, ¿a quién le place procrear? Para que la evolución pueda de nuevo ponerse en marcha y asumir correr junto a «la máquina», el FMI y el BM deben empezar a distribuir una Renta Básica mundial proveniente de un impuesto mundial. El BCE y los bancos de referencia estatal harán lo mismo mientras anulan todo tipo de subvenciones a empresas e instituciones, liberalizando los mercados. Esta hibridación: entre lo estatal y la actividad libre privada, nos sacaría de la crisis. Una crisis moral, de actividad y cooperación, más que económica: toda una re-evolución en la Historia.
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