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José Fernández Vega, un noreñense cirujano en Burgos

17 de Marzo del 2015 - Miguel A. Fuente Calleja

Nos situamos a mediados del siglo XVIII, cuando nació en la Villa de Noreña, entre 1735 y 1740, José Fernández Vega, personaje de quien se tienen muy pocos datos, solamente los aportados por las biografías que fue dejando en los sitios donde estudió y desarrolló su labor médica. Nos puso en el camino de conocerlo el estudioso José Manuel López Gómez, cronista oficial de Fuentecén, en la provincia burgalesa.

Entró como alumno del Real Colegio de Cirugía de Cádiz, único existente en España, el 7 de julio de 1756, según figura en el libro de matrículas. No figuran más datos, ni los referentes a sus padres ni la fecha de nacimiento, aunque la que se calcula entre 1735 y 1740 está basada en la edad que tenían sus compañeros del colegio gaditano.

En 1758 fue electo practicante mayor de cirugía previa la denominada "lección pública". Al año siguiente embarcó en viaje de prácticas rumbo a América y a la vuelta al colegio se graduó como cirujano de la Armada, siendo promovido el 7 de marzo de 1760 a segundo cirujano, y el 25 de ese mismo mes a primer cirujano con destino al departamento de Galicia con sede en el Ferrol, donde debió contraer matrimonio con Rosa Salomón, cántabra de Guarnizo e hija de don Jaime Salomón, teniente de fragata de la Real Armada, natural de San Feliú de Guixols, y de doña Rosa Fernández Clavijo, familia originaria de Santillana del Mar, vecinos por entonces de la villa de La Graña, en Galicia. Allí nació su primer hijo, José Fernández Salomón

Un año antes, el 7 de octubre de 1763, los regidores burgaleses decidieron solicitar al intendente don Alonso Pérez Delgado que se dirigiese al cirujano mayor de la Armada, Francisco Nueve Iglesias, nombrado por Carlos III, para que le facilitase el nombre de algún quirúrgico de habilidad y experiencia probadas, contestándoles que disponía de personal idóneo, pero que para alguien que estuviese dispuesto a abandonar la Armada e instalarse en Burgos se le debía dotar con un salario al menos de quinientos ducados.

Ante esta necesidad, el Ayuntamiento determinó solicitar al Consejo de Castilla, nuevamente a través del intendente, que la facultad que tenían para cobrar el impuesto al vino de cincuenta ducados se extendiese hasta quinientos. El Consejo accedió a esta petición el 24 de noviembre, con la condición de que el cirujano contratado asistiese "sin estipendio alguno a los presos de la cárcel y pobres vecinos" de la ciudad.

El cirujano propuesto fue el noreñense, que aunque todavía joven, de este modo evitaba las largas separaciones de la familia que todo cargo naval implicaba. En el regimiento de 10 de febrero de 1764 se exhibió su título y la súplica de que se le concediese alguna cantidad para el traslado de su mujer y familia desde el Ferrol, donde residían, dejando bien claro que "por emplearse en el servicio de la ciudad, había despreciado el ventajoso partido que le había ofrecido la de Toledo, de ochocientos ducados de salario con cincuenta doblones de ayuda de costa para el viaje.

En el testamento que otorgó a su llegada a Burgos consta que era hijo legítimo de don José Fernández y de doña María Bayón, vecinos que habían sido de Noreña y que en esa fecha de 20 de octubre de 1764 ya estaban fallecidos. Apunta el estudioso López-Gómez que la destrucción del archivo parroquial de nuestra villa en agosto de 1936 impide conocer más datos de sus ascendientes, aunque supone que su padre formase parte de la administración del viejo Condado, en aquel tiempo perteneciente a los obispos de Oviedo, más lo que si se puede afirmar es que eran hidalgos, pues así lo manifiesta el propio doctor en un poder otorgado en 1773 a favor de un procurador de la Real Cancillería de Valladolid, para que en su nombre compareciese ante la Sala de los Hijosdalgo, y, presentados los documentos que acreditaban su nobleza y la de sus antepasados, solicitase la libranza de Real Provisión para que la justicia y regimiento de la ciudad de Burgos le asentasen en los padrones como tal.

A lo largo de su carrera, su suficiencia y buen hacer le granjearon un gran prestigio profesional, aunque tambien surgieron envidias de algún que otro profesional, pero quedó demostrada su categoría, siendo considerado el principal cirujano de la ciudad de Burgos en el último cuarto del siglo XVIII.

En 1779, "La Gaceta de Madrid" se hizo eco de una brillante curación realizada por Fernández Vega: "El día 23 del mes de junio, provocó un rayo terrible estragos en Burgos. Cayó sobre la plaza Mayor, se introdujo por el tejado de una casa e hirió a una mujer de 40 años muy robusta, arrojándola al suelo como muerta. El doctor Joseph Fernández Vega le administró los socorros recomendados y la mujer recobró pulso y calor vital al cabo de diez horas. Sufrió grandes quemaduras, pero caminó felizmente tras su curación". Para salvarle la vida utilizó un aparato diseñado pocos años antes por el doctor Jean-Joseph de Gardanne, de la Facultad de Medicina de París.

No se conoce con exactitud la fecha de la muerte de nuestro cirujano, aunque es casi seguro que falleció muy anciano en el invierno de 1818, pues el 9 de marzo de ese año los regidores leyeron un memorial de su esposa, en el que se declara viuda y reclama lo que se le dejó a deber a su marido en el momento de su muerte. Doña Rosa Salomón, al amparo de sus hijos, todavía sobrevivió algunos años más, firmando su testamento el 7 de abril de 1825.

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