La corrupción política
La corrupción en la actividad pública es en estos momentos un problema muy grave que exige una especial atención y que debe ser tomada muy en serio, ya que erosiona la confianza de quienes son elegidos para lo público y supone un grave riesgo para la fiabilidad y la permanencia de cualquier tipo de organización. El gran número de abusos que se han cometido en España durante los últimos años como consecuencia de la corrupción política, fundamentalmente, ha creado una gran alarma social, ya que los actos de quienes sobornan y de quienes se dejan sobornar con el fin de influir en la toma de las decisiones que afectan a la administración del dinero y de los recursos de todos los españoles son inmorales. Por otra parte, quienes actúan de esta forma además de corruptos son temerarios e irresponsables, puesto que, aunque es cierto que su comportamiento les supone un lucrativo negocio a corto plazo, son incapaces de asumir que desde hace algún tiempo muchos corruptos están pasando a ocupar las dependencias de las mejores cárceles de nuestro país.
Es cierto que la mayoría de los funcionarios públicos y de los políticos desarrollan sus respectivas actividades profesionales y políticas honradamente, y que sólo es una minoría quien las ensucia, pero también son muchos los ciudadanos que piensan que para facilitar y agilizar trámites ante determinados organismos públicos es necesario acudir a la mediación interesada de determinados políticos.
Pero la corrupción política también puede manifestarse de formas diferentes. Como muy bien señaló el poeta y ensayista británico W. H. Auden, los talentos menores necesitan, para no caerse de bruces, andamios muy firmes, y es que en estos momentos estamos asistiendo a la irrupción de un fenómeno político-mediático con el que algunos pretenden, mediante superficiales, desfasados y difusos aunque constantes apuntalamientos, crear una percepción y una valoración ficticias y engañosa de competencia e idoneidad para la gestión de lo público de unos grupos cuyo único fin es tomar el poder, y que difícilmente pueden ser una solución seria y fiable para la difícil situación interna de nuestro país. La mentira y la manipulación son, en estos momentos, otra forma de corrupción frecuente, y la corrupción tanto individual como las prácticas corruptas y engañosas también deben ser desterradas de cualquier actividad humana, tanto pública como privada.
La política es, en estos momentos, una actividad comprometida y complicada en la que inciden múltiples circunstancias, para la que es imprescindible la honradez, pero que no es suficiente, por lo que es necesario que las mujeres y los hombres que vayan a ser elegidos para intervenir en la vida pública durante los próximos años no sólo sean honrados, sino que además se les debe exigir competencia y experiencia para el ejercicio de lo público. Asimismo, quienes tengan asignada la responsabilidad de elegir a los futuros candidatos también están obligados a actuar con valentía y honestidad, en beneficio de todos los ciudadanos.
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