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El voto y el bolsillo

27 de Febrero del 2015 - José Manuel Fernández Arias (Las Regueras)

Siendo la democracia la más razonable y eficaz forma de entender las relaciones entre quienes gobiernan y quienes somos gobernados, tenemos los latinos, y por ende los españoles, una especial tendencia y habilidad para hacer lo que podríamos llamar “trampas democráticas”, con lo que se puede llegar a vivir en estados formalmente democráticos pero que ene l fondo no son otra cosa que democracias BOE-dirigidas (aquí BOPA-dirigidas), mediante leyes escrupulosamente estructuradas y concatenadas, que lo único que pretenden es fustigar siempre a la masa, léase al más débil. Eso sí, quienes redactan y aprueban esas leyes que nos subyugan a todos, los políticos, se ponen muy nerviosos cuando aparece, como ahora es el caso en España, alguna formación cuya razón de ser se basa en canalizar y pastorear el descontento general, y que es justo una “consecuencia natural” de lo que ellos impunemente nos han venido imponiendo por las bravas. Pero conste, argumentan sin sonrojarse, que lo hacen democráticamente.

Democráticamente en Asturias, y más en concreto en Oviedo, pagamos un democrático IBI que es de auténtico escándalo. Como hay elecciones por el medio se ha escuchado una vaga promesa de que bajará en 2016. Promesas inconcretas y a largo plazo, para ver si cuelan. Como cuando el ínclito y clarividente Zapatero hacía planes a treinta años vista. Pasadas las elecciones seguro que nueva vuelta de tuerca, como siempre, que nos conocemos.

En cuestión de impuestos, en Asturias sufrimos, junto con Cataluña y Andalucía, el mayor acoso impositivo en la Declaración de la Renta y en el impuesto de Donaciones y Sucesiones de toda la Península, y aquí nadie dice nada, ni se conoce a ningún político actual que, en serio y de forma reiterada y machacona, reclame un día sí y otro también que paren de tratarnos como a borregos y que dejen ya de esquilmarnos, para luego malgastarlo en cuestiones de todos conocidas.

En Asturias, lamentablemente, si has sido tan imbécil que en vez de “pulirte” en caprichos, viajes o juergas todo lo que has ganado en tu vida y lo has invertido para tener un pequeño patrimonio que dejar a tus descendientes, resulta que si, por ejemplo, ese patrimonio es (según he leído hace poco), de unos 800.000 euros, resulta que tus herederos deberán de “apoquinar” a Hacienda, a tu fallecimiento, 162.000 euros, en el plazo de seis meses, prorrogables bajo petición expresa, a otros seis. Y si no los tienen los pintan, o malvenden, para que luego con ello se paguen los desmanes del Marea, del Niemeyer, los sobrecostes del Musel (un superpuerto sin barcos), de una regasificadora allí mismo (parada, por innecesaria, y porque sobra gas y el que se necesita ya lo sirven gallegos y vascos), de los “tinglaos” del palacio de la Magdalena, del engendro del Calatrava, de la chapuza de la Zalia, de los sobrecostes del HUCA, etcétera, etcétera, amén de otras sisas de menor cuantía, pero sigamos tirando que libramos, se dirán más de cuatro políticos, que en lo que no parecen haber reparado es en que con el mismo patrimonio del anterior supuesto, en Cantabria, la Rioja, Madrid o País Vasco solo se pagarían, por derechos de sucesiones, menos de 1.300 euros. Si, señores, vivimos en el cacareado Paraíso Natural, pero a la vez en un auténtico “infierno fiscal”. De eso, ya que no hablan los que nos piden el voto, hablemos nosotros y hablemos claro.

“Muy democráticamente”, cada día parece ser que cuatro asturianos renuncian a su herencia (según noticia reciente aparecida en este mismo diario), por ser incapaces de hacer frente a los impuestos, y a pesar de ello a nadie se le cae la cara de vergüenza. Es decir, que en Asturias no solo nos fríen a impuestos en vida, sino que legalmente, faltaría más, a nuestros deudos, por el simple hecho de que sus progenitores hayan vivido aquí, o bien “los sangran” si tienen sus cuentas saneadas, o bien terminan, para los efectos, desheredándolos en aplicación de la Ley. Otra opción es la de que se hipotequen de por vida para poder pagar lo que hoy les exige la Hacienda del Principado. Increíble. Menudo panorama.

Señores Fernández (don Javier y doña Mercedes), si me lo permiten, ¿se les puede preguntar si tienen algo que comentar al respecto? Son ustedes capaces de ponerse de acuerdo para aprobar los presupuestos, pero parece que no lo son tanto para podar gastos, desmontar las decenas de chiringuitos subvencionados (con los escandalosos resultados deficitarios que todos conocemos), de acordar el nombrar o ascender a funcionarios a dedo, y de mil tropelías más que están en la mente de todos. Ello, por una sencilla razón: porque tiran con pólvora ajena, la que los asturianos legales ponemos para que la administración que maldirigen se la gaste en salvas, dietas, subvenciones, obras inútiles sin futuro, y en fuegos de artificio múltiples. A ustedes y al resto de los políticos asturianos les viene como anillo al dedo aquel dicho que reza así: “Con la cara de los demás lleva tortas cualquiera”.

Así las cosas y con estos antecedentes, ¿a quién votar en las próximas elecciones?, ¿A Podemos para que nos lo quiten todo de una tacada o a los de siempre para que nos lo quiten, a nosotros y a nuestros hijos, en incómodos plazos? That is the question. Por primera vez en mi vida votaré pensando más en mi bolsillo que en mis ideales, porque en Asturias “los de siempre” sois todos iguales.

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