El Parlamento se merece más respeto
EL PARLAMENTO SE MERECE MÁS RESPETO.
Director
Lo peor que pueden hacer los políticos es acudir a la casa de todos, el Parlamento, abrir las ventanas y airear la basura acumulada de los demás, porque al abrirlas impulsan a la calle el mal olor de todo el hemiciclo, o lo que es lo mismo se lo vuelcan a la ciudadanía.
No vale la pena estar tirándose huevos unos a otros, aunque unos sean de corral y otros de fabricación en cadena. La sociedad no puede aguantar que se convierta el Parlamento en un centro de enfrentamientos de baja estopa, porque a las diez unos serán sinvergüenzas o más finamente sin vergüenza y a las doce otros serán patéticos.
Esa dialéctica bronca, rayando la ofensa personal, hará que, en el hemiciclo, las palabras lleven en su interior rencor, arrogancia e intereses no confesables.
Lo más grave de estos enfrentamientos de muy bajo nivel es que al final, perdonen la expresión, cada cual mida la mierda con un metro hecho a medida y con el color, no de España, sino con el color de cada partido. (¡Y a eso le llamarán honradez!)
¿Será verdad aquello que se dice: tomemos una tila antes de entrar a la antesala del infierno parlamentario?
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