Crónicas gijonesas
LA NUEVA ESPAÑA del domingo 01/03/2015, en su apartado de Crónicas gijonesas, nos recordaba el Gijón de hace 50 años aprovechando que el próximo mes de Julio se cumple medio siglo de la apertura de la cafetería Tívoli, Hoy cerrada, y símbolo entonces de lo que en aquella época se consideraba apertura al desarrollismo y modernismo de nuestro país, tan atrás entonces respecto de la mayoría de los países de nuestro continente.
Uno, que ya hace años peina canas, una vez leída la crónica en cuestión, empezó a enlazar recuerdos y vivencias, y no pudo sino sumirse en la nostalgia. Por aquel entonces, yo residía en Stuttgart/Alemania, en condición de emigrante, pero siempre tomaba mis vacaciones anuales en el mes de julio y las aprovechaba para pasar el mes en nuestra querida Asturias, trasladándome desde mi Mieres natal a Gijón siempre que podía, (por cierto, una Asturias mucho más apreciada y añorada cuando uno está lejos de ella que cuando la pateamos a diario) lo que me hizo ser testigo del acontecimiento que describe la crónica en cuestión.
Quién nos iba a decir entonces, que cincuenta años más tarde con un sistema político en democracia y siendo nuestro país miembro de la UE (entonces Mercado Común) a la que nos costó incorporarnos sudor y lágrimas, ahora nuestros descendientes en su mayoría con títulos universitarios, iban a verse en la misma situación que sus abuelos haciéndose las maletas para emigrar a una Europa en peores condiciones que las que nos ofrecía entonces a sus abuelos.
Todo se fue a la porra. Nosotros entonces, teníamos la ilusión de que pasado un tiempo, la dictadura acabaría desapareciendo y que con la democracia todo sería progreso y mejor calidad de vida, pero pasados los años vamos viendo que en la práctica, los únicos que ganaron con el cambio, fueron los que se encaramaron en el tenderete de la política y se hicieron con el poder para si mismos y los suyos; al resto solo nos quedan las migajas, no ya de los ricos como entonces, sino de las migajas de los nuevos ricos, que sin principios ni ética y educación, mean sobre nuestras cabezas sin reparo ni compasión de ningún tipo. Razón tenían nuestros mayores cuando decían que no hay peor pioyu que el resucitau.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo