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La brecha salarial

15 de Marzo del 2015 - Antonio E. González García (Avilés)

Una gran mentira políticamente correcta y mil veces repetida

Hace algunos años, propuse en mis clases de estadística realizar un sondeo entre todos los alumnos del instituto en el que, entre otras cosas, tratábamos de conocer cuál creían que era la proporción de hombres y mujeres en Asturias, o en España, ya que apenas hay diferencia. La respuesta que resultó elegida por la mayoría de los estudiantes, sin diferencias significativas entre unos y otras, fue de seis mujeres por cada hombre. Este sorprendente resultado dio lugar a un animado debate en clase, que hizo evidente para todos lo absurdo de esta respuesta al utilizar el sentido común y contrastar la realidad observable con la que nos encontraríamos, de ser cierta: ¿cuántas mujeres por cada hombre hay en tu clase, en el instituto, en tu casa…? ¿En qué lugar o situación has observado una proporción de seis a uno o superior?

En las dos últimas semanas, con ocasión de la celebración en España del “Día por la igualdad salarial” (22 de febrero), fueron innumerables los artículos de prensa, debates en radio y televisión, conferencias, etcétera, que trataron lo que se ha dado en llamar la “brecha salarial”, utilizando como referencia el recientemente publicado informe de la UGT sobre desigualdad salarial, en el cual se afirma que en España y en 2012 había un 23,93% de diferencia en la ganancia media bruta anual de las mujeres respecto de la de los hombres.

Nada tengo que objetar a esta información, salvo la elección de un parámetro (ingresos medios brutos anuales) que no es adecuado para comparar los resultados de hombres y mujeres al estar fuertemente influenciado por el tipo de jornada laboral de unos y otras: en España, las mujeres ocupan el 76% de los contratos a tiempo parcial que, por razones evidentes, tienen unos ingresos brutos anuales muy inferiores a los que correspondería en el caso de ser un contrato a tiempo completo; por ello, en el resto de países de la Unión Europea la brecha salarial se calcula sobre la base del salario hora bruto, parámetro que sí es perfectamente comparable. Al hacerlo así, la brecha salarial en España baja a un 19,3%, siendo el 14,1% si consideramos sólo los contratos a tiempo completo y un 33,7% para los contratos a tiempo parcial. En Alemania, la brecha salarial es el 22,4% y en el Reino Unido un 19,1%, siendo del 16,5% la media de los 17 países de la Unión Europea que facilitan estos datos.

El problema surge cuando, casi inmediatamente, se añade una coletilla al valor de la brecha salarial y a otros valores numéricos que se pueden deducir del mismo, que no tiene ninguna relación con los datos y cálculos realizados, ni justificación, salvo inducir al engaño faltando a la verdad y al necesario rigor:

- Las mujeres, en España, para percibir el salario que recibirían si su trabajo fuera reconocido en términos económicos con el mismo valor que el de los hombres, tendrían que trabajar 79 días más al año.

- A lo largo de una vida laboral de 35 años, las mujeres necesitan 11 años y medio más de trabajo para percibir las mismas cantidades por trabajos de igual valor.

- Las cantidades que han dejado de percibir las mujeres son cada vez mayores ya que su empleo no ha sido remunerado otorgándole el mismo valor que al trabajo de los hombres.

- Si el trabajo de las mujeres en la Administración pública fuera valorado en la misma medida que el de los varones, la Administración debería haber pagado en solo un año 2.078.688.000 euros que han dejado de percibir las mujeres que trabajan en las distintas administraciones.

- Y, lo más reciente y fresco, fue dicho por María Luz Rodríguez, secretaria de empleo del PSOE, en una entrevista publicada en el periódico LA NUEVA ESPAÑA, el viernes 27 de febrero de 2015: las mujeres ganan de media un 24% menos que los hombres por hacer el mismo trabajo y tienen que trabajar en torno a 84 días más para ganar lo mismo por el mismo trabajo.

En flagrante contradicción con estas afirmaciones, en dicho informe también se indica, y en este caso acertadamente, cuál es la causa principal de esta diferencia salarial: “el gran problema de España es el importante número de mujeres que trabajan a tiempo parcial con bajos salarios”. También incurre en la misma contradicción la secretaria de empleo del PSOE anteriormente mencionada cuando dice: “el 75% de los trabajadores a tiempo parcial son mujeres que, al tener menos horas de trabajo remunerado, tienen también una menor masa salarial. Además, las carreras profesionales de las mujeres son más discontinuas por los paréntesis a que las aboca la maternidad. Si se suman estos datos, se entenderá por qué subsiste la brecha”.

En mi opinión, resulta evidente la falsedad de estas afirmaciones sin más que observar, como ya se ha indicado, su nula relación con los datos y cálculos utilizados en el informe; pero también sería evidente si nuevamente recurriéramos al sentido común que, como tantas veces se ha dicho y una vez más se confirma, es el menos común de los sentidos: ¿conoce usted algún caso concreto en el que una mujer cobre menos que un hombre estando en la misma empresa y con la misma situación laboral? ¿Conoce a alguien que conozca un caso concreto? Si la respuesta es afirmativa, por favor, póngalo en conocimiento de algún sindicato con la certeza de que estará encantado de denunciar a las autoridades la comisión de un delito de discriminación por razón de género.

También sería evidente esta mentira sólo con pensar lo que habría que hacer para obtener ese valor numérico si realmente la norma fuera que la mujer cobrara sistemáticamente menos que el hombre por igual trabajo y responsabilidad: sería necesario investigar en cada empresa y anotar para cada una de las trabajadoras la diferencia salarial respecto de un trabajador con iguales funciones y responsabilidad. ¡Un trabajo casi imposible de abordar y más propio de detectives y, todo ello, para constatar, en definitiva, que la brecha salarial así entendida no existe o es a lo sumo de dos céntimos de euro, por supuesto tomando como base el salario hora!

La justa lucha de la mujer por conseguir la plena igualdad social y laboral no merece ni necesita recurrir al victimismo ni apoyarse en mentira alguna. Y puesto que el engaño no es menor y afecta mayoritariamente, en calidad de víctimas, a todos los ciudadanos de este país, me atrevo a pedir a quienes con tanta vehemencia han ayudado a propalar esta falsedad que pongan el mismo interés en reconocer su error y denunciar el engaño y, así, contribuir a restaurar la justicia y la verdad.

Antonio E. González García

Catedrático de Matemáticas de instituto, jubilado, Avilés

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