Importancia estratégica de la investigación económica
La mejora económica representa la consecución de un aspecto de la buena utopía: el avance de las sociedades, las perspectivas, los nuevos medios, modos de vida e inversiones. Ante la demanda de productos y búsqueda de ganancias, el mercado impulsa un cambio tecnológico en donde la estructura ocupacional contribuye a que el individuo establezca relaciones de distinta naturaleza con el trabajo: ideología, pensamiento y acción laboral. La tecnología se ve implicada en esta profunda transformación económica y social, generadora del principio axial de la nueva sociedad.
Las características de la sociedad surgida a partir de la Revolución Industrial comienzan a cambiar a lo largo de la década de los sesenta y setenta: D. Bell ("El advenimiento de la sociedad post industrial", 1975) y A. Touraine ("La sociedad post industrial", 1969) han sido los máximos exponentes de esta línea. El progreso científico y tecnológico supone el alcance de unos objetivos unidos a la evolución social. Sin embargo, el verdadero carácter y el propio funcionamiento de la ciencia están últimamente sometidos a análisis: problemas ecológicos y sociales derivados de una aplicación indiscriminada e inadecuada. Los recursos productivos son limitados y, en este punto, aparece la ciencia económica, la disyuntiva que nos encontramos a la hora de utilizar unos recursos que no son abundantes, la ciencia que nos permite elegir y nos incita a tomar decisiones. Emerge una nueva concepción que relaciona a los científicos con la sociedad y, en esta nueva dimensión, los ciudadanos podrían ejercer su derecho a intervenir en las decisiones corporativas y gubernamentales, en el correcto funcionamiento de un ámbito que podría convertirse en un objetivo a corto plazo.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, una sociedad mucho más informada, con menos vetos y mayores medios a su alcance, tomó conciencia de la importancia a la hora de buscar unas soluciones que permitieran reducir las consecuencias negativas. La Unión Europea, por su parte, orienta los planes de investigación: industria pública, sector privado y colaboración, como mínimo, de dos estados miembros. El objetivo es incentivar y promocionar redes de colaboración que extiendan el pensamiento más globalizado. El proyecto "Genoma Humano"y el proyecto "Fusión" aparecen como un resultado de colaboraciones entre continentes dentro del creciente gasto de algunas empresas y el propio carácter complejo que la investigación e inversión científica conllevan.
El principio de la nueva sociedad, defendido por Bell, se basa en un conomiento que supone un recurso estratégico para la consecución de progreso y beneficio económico. La ciencia y la tecnología se convierten en factores clave dentro de las fuerzas productivas, dos de los grandes elementos que también están implicados en un ofrecimiento de soluciones que tratan de apoyar este avance impredecible, positivo, sorprendente e imparable.
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