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Podemos, ante la cuestión lingüística asturiana

15 de Marzo del 2015 - Pablo Rodríguez Medina (L'Entregu)

Como ciudadano preocupado por la supervivencia de la lengua asturiana y el respeto de los derechos de quien la habla, saludé la candidatura de Somos Asturies como una oportunidad histórica para reconducir la atrofiada condición legal en que el patrimonio lingüístico asturiano, milenario ya, se encuentra. En esa candidatura se postulaban destacados activistas del asturianismo, a los que siempre muestro y mostraré mi respeto y agradecimiento por el papel que han ido jugando hasta ahora: músicos, editores, profesores, escritores, antiguos normalizadores...

Además, uno de los primeros círculos formados en nuestro país (como decía Jovellanos para referirse a Asturies) había sido el Círculo de los derechos lingüísticos, que yo he seguido desde una cierta distancia.

El pasado mes de febrero recibo una invitación para participar como elector en las primarias en las que se decidía qué candidatura lograba la franquicia de Podemos en Asturies; al leer el programa de Somos Asturies no encuentro más que vaguedades, circunloquios y palabrería digna de la vieja guardia política para pasar de puntillas sobre un tema clave para un sector –minoritario si se quiere– de la población (pueblo al fin y al cabo): Oficialidad, ¿sí o no?

La solución que desde Somos Asturies se da a la cuestión lingüística consiste en algo así como buscar un encaje jurídico para la equiparación de los derechos de los hablantes de castellano y asturiano. Encaje de bolillos es lo que se lleva haciendo desde entonces para obviar el tema, desde su secretario general, Daniel Ripa, hasta el último de sus soldados base, que ahora nos dicen que no es tiempo de berrar sino de trabajar. No hay una postura oficial (no hablo ya de los “petits comités” o de los desmarques personales) más allá de esa fórmula enrevesada con la que intentan lanzar una vaporización técnica sobre la cuestión: Oficialidad, ¿sí o no?

Trasciende que hay un núcleo duro, capitaneado por el psicólogo aragonés, que se muestra contrario a un compromiso firme (¿ubi sunt Compromisu por Asturies?) más allá de ese nuevo uso diglósico del asturiano que parece que nada más sirve, en política, para llevarlo en la pancarta y abandonarlo, como se hacía con las madreñas, a la puerta de las negociaciones.

La oficialidad no es un tótem vacío de significado. Para parte de la ciudadanía (ínfima, pero ciudadanía, al fin y al cabo) representa la única de las reivindicaciones del movimiento cívico y social que se mantiene desde la transición: una lucha por la lengua asturiana, la identidad y el patrimonio de un pueblo (ínfimo, pero pueblo al fin y al cabo) que constituye también parte del patrimonio de la humanidad, como reconoció la UNESCO, que recomendaba a los estados medidas especiales de atención y protección de lenguas como ésta, en peligro.

A la cúpula de Podemos Asturies, sin embargo, no le parece importante. Con la que está cayendo. Primero está quitar el hambre, detener los desahucios, la educación, evidentemente. Pero tratan la cuestión lingüística como si fuese excluyente. O uno u otro. En lugar de hacer pedagogía política para explicar que la oficialidad no es el coco, optan por el asalto más rápido a los caladeros de votos. Consiste en construir mayorías, obviando los derechos de las minorías. De nuevo, esa pretendida inteligencia asturiana que se cree con posibles para gobernar el país sufre los mismos complejos de inferioridad, la misma falta de miras (de altura y de bajura) que los que nos llevan gobernando desde hace casi cuarenta años, ésos a los que ellos llaman “casta” y a los que tanto se van pareciendo en esta cuestión.

La cúpula de Podemos Asturies, que antes quería tomar el poder para cambiar las cosas, ahora no duda en cambiar las cosas para obtener el poder, aunque se trate de oscurecer los términos o hacer secundarios principios básicos; todo por un puñado de votos.

A quienes nos reclamáis calma y nos pedís confianza, decidme: ¿qué deslumbramiento habéis sufrido para cesar en la legítima aspiración de la oficialidad? Iluminadnos. Dadnos vuestras razones. Aunque sea por una tele de plasma. Porque de lo contrario, creeré que podréis sufrir más deslumbramientos o amnesias y que mañana, una a una, como un castillo de naipes, se derrumbarán las propuestas que lleváis, tan bien elaboradas y redactadas en vuestro programa de encaje.

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