Con don Bosco
Al cumplirse el bicentenario de nacimiento del universal pedagogo (1815-2015), gloria de Turín, del apóstol de la enseñanza, incuestionable, proyectado siempre a las juventudes pobres y abandonadas, como todavía existen en todo el globo terráqueo, debido al inhumano egoísmo de muchos que se afanan por amasar materiales riquezas sin importarles nunca la miseria y dolor de sus semejantes, siendo sus dioses el oro y el dinero... Contra lo que estuvo siempre el fundador de la Congregación Salesiana, inspirada en la ejemplar conducta de un San Francisco de Sales, el amor a María Auxiliadora y Jesucristo... Como ex alumno salesiano, no podría desaprovechar esta histórica ocasión para recordar con sincero cariño a algunos que fueron docentes, inolvidables profesores.
Como oro en paño conservo el libro “Los Salesianos en Nicaragua-Casa de Granada”, que hace dieciséis años personalmente me obsequiara mi maestro P. Jorge Rodríguez, cuando de incógnito visitara mi patria, después de veinte años de ausencia debido a la “guerra sandinista”, cuando los hermanos nicaragüenses, con razón o sin ella, nos destruimos irremisiblemente, todavía, a estas fechas... Nunca olvidaré la mirada encendida de mi profesor al vernos inesperadamente, vinieron los abrazos y el recuerdo de cuando se ordenara de sacerdote, siendo servidor, escogitado por él, para que en calidad de monaguillo portara la Biblia Sagrada en solemne acto (8 de diciembre de 1951), cinco años antes de 1956, cuando honrara la Institución con la primera visita a la tierra de Rubén, del Rector Mayor, Quinto Sucesor de don Bosco, reverendo P. Renato Ziggioti, quien presidiera los actos académicos de la XV Promoción de Bachilleres y en la cual el que suscribe fue honrado pronunciando el discurso de despedida anta una nutridísima concurrencia de religiosos, familiares y benefactores, así como profesores salesianos de diversas partes de Europa, italianos, franceses, holandeses, españoles, hispanoamericanos, etcétera. Y así, subido en la elevada tribuna el discursante, no se le ocurrió leer lo que había escrito y, rompiendo públicamente los papeles, se dedicó a improvisar ante un silencio nocturno, con muchas bocas abiertas; paréntesis siempre recordable por quienes al final aplaudieron, felicitando al joven aprendiz imitador de Cicerón, o astur “divino” Argüelles, por la sentimental e inesperada elocuencia... según apreciaron. Ojalá tenga cualquier día la ocasión de poder saludar al octavo rector mayor de la dichosa congregación, reverendo P. don Luis Ángel Fernández Martínez, nacido nada menos que en Luanco, para recordar mejor a don Renato Ziggioti como el nombre de algunos profesores: el cardenal Miguel Obando y Bravo, ex arzobispo de Managua, cuando en Granada era solamente señor, no habla vestido los hábitos, como el P. Rodríguez a la sazón; don Luis Birolo, Serafín Zaccagnini, don Juan Huber, el navarro Eustasio Sánchez, “Padrecito” José Torrents (catalán), David Patzán (guatemalteco); doctores Germán Cruz y Nemesio Ordóñez; señor Vargas, tantos y tantos que ya viven con Dios eternamente, y sólo algún sobreviviente....
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