La Prensa tiene mucha culpa
Los ciudadanos pueden denunciar y criticar lo mal que van las cosas del comer, las que les afecta cada día, como la Sanidad, Educación, trabajo, desempleo, etc. O todo lo relacionado con los políticos donde destacan por este orden: corruptela, despilfarros, impunidad, mangoneo, gasto de todas sus mamandurrias y el cómo hacen guerra sucia contra todo aquel que pretenda competirlos y mandarlos para casa. Los ciudadanos pueden patalear lo que quieran, y deben hacerlo, pero quien da respaldo en firme, quien pone a luz y ante la opinión publica todo y mejor, son los periodistas. Pero observamos que el compincheo con el poder establecido, el anterior o el que esperan que venga, está a la orden del día entre esta profesión, si no, no se entendería que sean tan dispares las informaciones y opiniones entre medios sobre la misma noticia. Una de dos, están vendidos los unos, los otros, o los dos por igual. Lo cual pone en un dilema a los lectores, que deben colar y aprender a digerir para sí, cada información que ustedes dan.
Todo lo anterior vale para casi todo, pero si hablamos de nuestra Sanidad Publica, la gravedad nos lleva hasta leer diariamente salvas de agradecimiento y muy pocas críticas y denuncia sobre cómo están dejando nuestros hospitales y servicios de salud estos consejeros de Sanidad colocados a dedo sin más mérito que ser meros comparsas del poder ideológico y plegarse a la presión que ejercen los profesionales que mandan en este sarao sanitario.
Cuando leo estas salvas diarias dando las gracias por el trato recibido y por el cuidado sobre el familiar fallecido, me quedo asombrado, no porque en algún caso sea hasta comprensible, sino porque en nuestros hospitales lo que debiera prevalecer es el agradecimiento porque nos curen de nuestros males y salir vivo de esas instalaciones, que por cierto no se concebirían de otra forma, porque para morir cualquier lugar es cojonudo. Además de que la atención y las buenas maneras forman parte de la responsabilidad diaria para todos aquellos que se dedican a esta noble y bella tarea de arreglar averías de nuestra mente y cuerpo.
Leo con asombro una entrevista a este consejero de Sanidad, el peor en mucho tiempo, donde durante su mandato permitió una huelga de médicos donde pusieron en peligro la vida de muchas personas, es más, ahora todavía estamos pagando esa huelga, que añadida a la ineptitud de este consejero, la mala planificación organizativa, y el consentimiento de profesionales que perjudican la buena marcha de este armatoste empresarial al servicio de todos los ciudadanos, tenemos las listas de espera como jamás las habíamos visto ¿Cómo es posible que pasen meses, no para hacer pruebas u operaciones, si no para tener conocimiento de cuando se te la van a realizar? así es, más de cuatro meses y el paciente en casa esperando al llamada de cita para realizar una simple colonoscopia o resonancia, no digamos operaciones catalogadas de menores. Y a todo esto, tenemos que escuchar de este consejero que las listas espera son las que tocan en el momento que estamos viviendo.
Claro, ni él, ni sus allegados tienen que esperar a nada, están en otra onda. Hacen como el Rey, Esperanza, Javierin, etc. lo que en cualquier ciudadano es un periplo de meses para ellos son puertas abiertas de par en par, poniendo los mejores profesionales a su servicio día y noche, sin problemas de horario y listas de espera. ¡¡HA!! Consejero, se le ve el plumero ¿Qué es eso de que el profesional que trabaja más y mejor tiene que notarlo en su sueldo? ¿Acaso no es así? y si no es así ¿Quién tiene la culpa? usted y los anteriores, que colocaron amiguetes de jefes de áreas y planificación, en vez de los mejores y más responsables, y que sientan que se les valora por ello, por ejemplo ganando mucho más que usted ¡por supuesto!
Y en esa misma onda se coloca también el periodista de turno que debiera denunciar estas irregularidades, pero como es beneficiario de este cuele y ganga, no quiere perder esa ventaja, y prefiere silenciar todo esto que ocurre en nuestra Sanidad, en perjuicio de perder amistades entre profesionales que se sentirían dañados por los servicios prestados anteriormente a él y su familia. Por ello, señores periodistas, déjense de regar de tanto agradecimiento inexplicable su diario y empiecen a poner alguna denuncia sobre el descontrol y decadencia de nuestra Sanidad.
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