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A propósito de un comentario de José Viñas García

10 de Marzo del 2015 - María Aurora Barros Viña (Avilés)

En relación con su comentario titulado La prensa tiene mucha culpa y publicado en este diario el día 9 de marzo debo decir que en algunos casos estoy de acuerdo con usted. Cómo no. La prensa, los periodistas (no todos) tienen gran parte de culpa del caos que se está sembrando entre los ciudadanos con las elecciones que se acercan. Pero yo creo que no toda la culpa la debemos echar a los periodistas. El caos que se está imponiendo en la sociedad políticamente, principalmente es culpa, siempre bajo mi punto de vista, de los mismos partidos políticos y está basado principalmente en el querer exterminar a los grandes partidos políticos. Entiendo que es necesario que existan más partidos políticos que se presenten con las buenas intenciones de querer hacer algo por nuestro país, por nuestras autonomías, por nuestros ayuntamientos para intentar, por lo menos, eliminar todo tipo de corrupción y de intentar mejorar nuestra sociedad y mantener los derechos de todos los españoles. Sanidad pública, enseñanza pública, trabajo para todos y sueldos dignos, y sobre todo libertad, libertad sana, limpia y respetando la libertad de todos. Esto, creo yo, es imprescindible se cumpla para que un país pueda funcionar.

En lo que yo discrepo bastante, siempre respetando la moral, ética, etc. de cada ciudadano (yo soy agnóstica). Discrepo principalmente en lo referente a la sanidad sin olvidarme de otros problemas citados anteriormente y otros de los que no hablo ahora. Y voy a explicar por qué. Discrepo porque todo ciudadano tiene el derecho a expresar lo que piensa y la prensa debe respetarlos y creo que debe darse a conocer cuando un ciudadano quiere hacer pública su opinión. Unas veces coincide que se habla mal y otras veces se habla bien.

Yo, personalmente, conociendo como conozco a una gran parte de profesionales de la sanidad en Asturias, me siento en la obligación de expresarme y creo que mis expresiones deben poder hacerse públicas en aquellos medios de comunicación que yo considere.

Es posible que haya ciudadanos que hayan tenido malas experiencias porque nadie es perfecto, tanto ciudadanos como profesionales. Pero hay cosas que son A, B y C, y no se pueden cambiar por mucho que lo deseemos.

Los hospitales están para lo que están. Para atender a los pacientes lo mejor posible e intentar curar sus males, dentro de lo posible. Profesionalmente se hace así. Pero no siempre están para curar a los enfermos. Hay enfermedades, por desgracia y hoy por hoy, que no tienen cura. Y algunas enfermedades muy específicas, después de intentar hacer todo lo posible por curarlas, no hay posibilidad de ello porque no la tienen. En estos casos lo único que se puede hacer ahora es darle al paciente cuidados paliativos para que cuando le llegue su último momento, pueda llegar de la forma más digna posible y con el mínimo sufrimiento. Es triste hablar de estas cosas aquí, pero creo que es necesario. Nadie tiene la obligación de recibir estos cuidados paliativos. No es obligatorio. Siempre puede uno morirse dignamente en su casa si se le puede evitar sufrimiento pues este tipo de cuidados se pueden dar al paciente en su domicilio. Pero por desgracia no siempre es así. Y somos los familiares los primeros que no queremos verlos sufrir, por ello acudimos al hospital lo más rápido posible para evitar estos sufrimientos. Yo, por desgracia lo he vivido muy recientemente y, por cierto estoy muy agradecida por las atenciones recibidas que aunque considere que es obligación de los sanitarios dar al paciente la atención profesional necesaria, no es obligación del profesional compartir con el paciente y con su familia los problemas particulares. No es obligación del profesional desvivirse cariñosamente con el paciente. Ese cariño que se da a los pacientes es lo que los familiares agradecen, porque lo ven, y porque ven lo que sufren muchísimos profesionales al ver que no pueden curar al paciente no por su culpa, si no porque la enfermedad es invasiva y no hay forma de curarla.

Me gustaría poder entender por qué se puede hablar mal públicamente de los profesionales sanitarios y, sin embargo no se puede hablar bien.

Del Consejero de Sanidad, no tengo nada que decir. Le doy toda la razón, pero he de aclarar que esa larga huelga de médicos que duró tres meses, ha sido una huelga que ha interesado en aquel momento a la Consejería de Sanidad con el consejero a la cabeza que hoy sigue en su puesto. Le interesaba al consejero esta huelga porque la ha consentido y la ha alargado todo lo que le han permitido en el gobierno autonómico. Estuvieron los sindicatos y el SESPA negociando o intentando negociar durante tres meses. En todo momento se quiso mantener la autoridad de la consejería para después de tres meses llegar a un acuerdo sin modificar ni un ápice las reivindicaciones de los médicos. Estaba muy claro, los médicos no reivindicaron nada, simplemente se defendieron de las imposiciones del SESPA, léase consejero de sanidad. En aquel momento les interesaba ahorrar dinero y lo ahorraron a costa de aumentar las listas de espera en todo Asturias y eran conscientes de que los ataques públicos iban a ir sobre los médicos y no sobre la Consejería; porque todos aquellos que secundaron la huelga perdieron dinero de su salario mensual. En definitiva, ha sido una huelga promovida por la Consejería de Sanidad.

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