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Lenguaje científico y lenguaje religioso

10 de Marzo del 2015 - Antonio López Álvarez (Madrid)

Como creyente cristiano, ante cartas que leo en LA NUEVA ESPAÑA uno tiene que reflexionar sobre sus creencias y salir al encuentro de otras personas no creyentes, tratando de utilizar la razón para explicar cuestiones que considero fuera de lugar, algunas incluso insultantes. Basta leer los títulos "Ya nada es sorprendente salvo la idea de Dios" (4-2-2015), "Me da miedo la religión" (2-3-2015), en los cuales se vierten expresiones como "la religión surgió como una herramienta más de dominación… el asa de los brutos, el hacha de los bastardos, la droga que vuelve… resto nostálgico", o en la otra carta donde el autor se sorprende de que haya personas que crean en la existencia de un ser todopoderoso…

Comenzando por el final, me gustaría saber por qué se sorprende el señor Iglesias y en qué cree él, porque todo el mundo cree en algo. No es posible vivir sin creer en nada, porque el escepticismo total y absoluto lleva a la inanición; una cosa es practicar el ejercicio de la duda o de la sospecha, y otra, convertir al escepticismo en el único principio estable y verdadero. Quizás en algún debate pudiéramos ponernos de acuerdo en bastantes cuestiones, cosa que va a resultar imposible lograr en una breve carta; no obstante, voy a intentar algunas explicaciones y, sobre todo, dejarles algunas preguntas para que las mediten no sólo los señores Marino Iglesias y Faustino Álvarez, sino las personas que pudieran leer esto, creyentes o no.

Probablemente, el señor Iglesias crea en la ciencia, como el señor Faustino Álvarez, autor de la otra carta citada. ¡Cuidado! Porque podemos convertir la ciencia en una nueva religión, cuyos sacerdotes serían los científicos. Miren ustedes: la ciencia nunca llegará a explicar todas las cosas: a medida que va dando explicaciones a los mitos –que también tenemos en nuestro tiempo– aparecerán nuevos interrogantes, además de que ya tenemos términos como justicia, verdad, amor… Dios, que caen fuera del campo científico, pues no se pueden explicar por los métodos de las ciencias actuales, lo cual no significa que no existan o que los hombres no sigamos pensando en ellos. No hace muchos años todavía a algunas ciencias se les llamaba exactas (matemáticas y física, por ejemplo); el término "exacto" ha dejado de aplicárseles a esas dos desde Gödel y la física cuántica. Debemos ser más humildes y, en eso, la mayoría de los científicos nos da ejemplo.

Ahora hemos pasado a un primer plano a la economía, y mucha gente piensa que son los economistas los que pueden resolvernos las crisis que padecemos, por lo menos la material. ¡Ni eso! Dejo una pregunta: ¿se puede crecer indefinidamente en un planeta con recursos limitados?

Para terminar: es cierto que la Biblia cuenta una serie de historias que no se pueden creer hoy si aplicamos "nuestra ciencia" porque están contadas con los conocimientos del tiempo en que se escribieron, pero es que su finalidad era otra, no científica, aunque es cierto que algunos jerarcas han utilizado las expresiones bíblicas a su antojo, como si la Biblia fuera un libro científico. El lenguaje científico y el religioso discurren por caminos diferentes y no pueden mezclarse.

Tengan en cuenta, además, que la "ciencia" funciona con teorías. Hoy casi todos creemos, los primeros los científicos, que el estallido inicial (Big Bang) ha producido miles de millones de galaxias a partir de una singularidad (digamos un átomo inicial). ¿No es esto una creencia científica en los milagros? No hay nada que yo conozca en la teología ni en la metafísica que pueda competir con el Big Bang. Si esta teoría procediera de la Biblia o el Corán, por ejemplo, sería hoy tratada sin duda como un mito.

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