Las memorias de los políticos
Si Jesucristo hubiera sido un político perteneciente a la noble casta socialista con sede en Castilla la Mancha y regidor más tarde del Parlamento español, estaría todavía orando en el huerto de Getsemani, suplicando al partido fidelidad a los principios de los profetas y seguiría avanzando, camino del Gólgota, en defensa del auténtico espíritu socialdemócrata.
Lo que no haría Jesucristo es escribir sus memorias, porque las memorias son historia pasada escrita con la objetividad del futuro.
Pero la pela es la pela al igual que en la iglesia el cepillo es el cepillo.
Con crucifijo en mano y evangelio recortado muchos políticos recorren los pueblos predicando socialismo que más tarde será la base de historias muy interesadas, vendidas en el mercadillo politiquero, con realidades históricas barnizadas de subjetivismo pragmático.
Como yo no soy Jesucristo rezaré a mi manera: ¡Padre!, ¡Ayúdame a ser honrado!, ¡Ayúdame a ser fiel a la Cruz y al Evangelio que me han ayudado a ser rico!
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