Cien años
Para Benigna Fernández González
El día 15 de marzo cumple 100 años una persona muy importante en nuestras vidas. No es fácil llegar a esa edad, y llegar como ella es casi imposible. Con plenas facultades mentales y, hasta hace dos meses, casi físicas también. Como todos pueden imaginarse, en estos cien años ha vivido lo peor y lo mejor de la vida de una persona, creo que predominando lo peor. Nació en el Rebollar, concejo de Degaña, en el año 1915, y, como ella dice, pasó una infancia propia de aquella época en una casa de "probes",con hambre, cruzando puertos y montes, andando, por supuesto, con su padre a vender los cestos que él mismo hacía por los distintos pueblos, al Bierzo, pueblos de Cangas del Narcea y demás, que, como podemos imaginar todos, para una niña debió de ser duro. Pasados los 25 años ya, se quedó embarazada y tuvo a su hijo, mi tío, estando soltera todavía, con todo lo que eso conllevaba en ese momento. Se casó con el padre de su hijo, mi abuelo, y se fue a vivir a Degaña, a una casa con negocio, gente mayor, ganado, fincas, y ella se hizo cargo de todo, criando al mismo tiempo a sus tres hijos. Su vida siguió siendo complicada, "el home es el que manda, por las buenas o por las malas", aun hoy lo sigue diciendo. Se quedó viuda con 62 años y siguió trabajando en su negocio y sus fincas, éstas hasta los 90 años. Pero lo más difícil, y por lo que sigue llorando aún, es por tener que enterrar primero a su hija pequeña, un desgraciado accidente acabó con su vida con tan sólo 21 años, y después a dos nietas, muy jóvenes también. Socialista hasta la médula, no admite de buen grado que unas elecciones las ganen "los otros". Ahora ya está preocupándose de que se le prepare el voto por correo para las próximas elecciones. Le gusta estar informada de todo lo que sucede, intenta ver el periódico y mantenerse informada casi a diario. En estos últimos dos meses su estado de salud se ha deteriorado un poco y le preocupa que "Dios se acuerde de ella"y no pueda obtener un nuevo título que le hace mucha ilusión, el de tatarabuela, para lo que faltan dos mesecitos escasos. Espero que su deseo se cumpla para verla feliz.
Sirva esta carta como un pequeño homenaje a mi abuela en su 100.º cumpleaños; me apetecía hacerla pública para que se sepa lo afortunados que somos todos sus nietos y bisnietos por tenerla todavia entre nosotros.
Te queremos, abuela.
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