La verdusca primavera
Tiene dos sentidos este título, dicho sea, con el más amplio sentido del humor. Primero porque ella nos trae ese acusado verdor que embellece nuestros campos y montañas, viste de nuevo a los desnudos árboles y cambia el paisaje por completo y, esto en Asturias, es de una belleza asombrosa. Eso de “Asturias Costa Verde” lo dice todo. Bueno, no sólo costa sino que toda nuestra querida región es verde por todas partes, sí, lo que es asombro y admiración de cuantos foráneos nos visitan y proceden del yermo y seco páramo castellano.
En cuanto al otro sentido de “verdusco”, bueno, lo definió muy bien, años ha, el poeta gijonés Luis Fernández Valdés, un gran humorista –creo que en él hay mucha influencia del famoso Muñoz Seca–, que firmó su obra literaria como “Ludi”, en su libro “Un kilo de versos”, que es para mondarse de risa. Este libro tuvo su primera edición en 1915 y fue prologado por Adeflor, periodista gijonés también y de un gran prestigio en la prensa nacional. Así comienza Ludi su verso a la verdusca estación: “Primavera bendita de mis amores,/ reina de los diviesos y de las flores,/ que con tiempo tan fresco, lluvioso y crudo,/ vienes a visitarnos casi al desnudo,/ a simple vista,/ tienes tipo acabado de cupletista”.
Sí, tiene una gracia enorme este “kilo de versos” del genial “Ludi”, sobre todo el dedicado a la verdusca primavera, que la sangre altera, muy particular e intensamente a los enamorados. Que extasiados y en trance, recuerdan ripiosamente a Bécquer y sus golondrinas, reencarnándose en los amantes de Verona, dándose apasionadamente el morro. Y como remate, hoy, se fuman un porro. Y todo lo demás, a la porra. Pero a la porra, por no decir a otra parte, nos vamos a ir todos política, social y económicamente visto como está de revuelto el gallinero carpetovetónico a medida que nos vamos acercando a los comicios –de “comer”, para tanta garrapata del cuaternario político–, que la primavera también altera. Electoralmente, Celtiberia se la juega esta primavera, en todos los sentidos. Podemos levantar cabeza, o Podemos irnos todos también de cabeza al abismo social, económico y político. Las urnas lo dirán. Vayamos, pues, todos a ellas con un verdadero sentido de responsabilidad, anteponiendo a los intereses ideológicos y de partido, solidariamente, los de España, su resurgimiento, su unidad y su paz social.
¡Ay, primavera, que la sangre alteras, so puñetera! Cambia la de nuestros políticos por otra sangre limpia y nueva, en evitación de que todo se pueda ir a la mismísima... Que el estimado lector complete la frase. Gracias.
Ricardo Luis Arias
Aller
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