Ciudadanía y nacionalidad
En los sistemas democráticos se inició un cambio entre ciudadanía y nacionalidad. La ciudadanía no se corresponde con la pertenencia a una misma nacionalidad. Por razones históricas y demografía inmigratoria, el Estado democrático es plurinacional. Cada vez resulta más patética la expresión de nacionalismo constitucional.
La ciudadanía es una condición jurídica que concede y garantiza el Estado a las personas a condición de acatar su ordenamiento e integrarse en la sociedad de acogida.
La nacionalidad es más compleja, hace referencia a la etnicidad, es un derecho inalienable de la persona y anterior al Estado. La nacionalidad pertenece a lo más íntimo de las convicciones y sentimientos e incluye normas, costumbres, tradiciones, arte, historia, ritos, símbolos, lengua y creencias que los estados no pueden imponer ni enajenar.
La diversidad nacional étnica supone una riqueza cultural y, como tal, es patrimonio universal. También es un poderoso antídoto contra las ideologías totalitarias, las xenofobias racistas y los fundamentalismos religiosos, cuyo objetivo es troquelar, subyugar y homogeneizar a la humanidad.
Para preservar la propia identidad étnica se puede exigir el cumplimiento de los derechos humanos, siempre que esta etnia se integre lealmente en la sociedad de acogida y no viole ni niegue esos mismos derechos allí donde está en mayoría social.
José Ramón García Fernández, excapellán del HUCA
Villaviciosa
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